Isabel Preysler siempre se ha mostrado, al menos delante de las cámaras así como en todas y cada una de sus intervenciones con los diferentes medios de la prensa rosa, como una mujer muy tranquila, muy discreta y, sobre todo, que ha apoyado en todo momento a todos y cada uno de los miembros de su familia.
Siendo consciente del negocio del que forma parte, Isabel, que además se ha movido siempre en los círculos más VIP en nuestro país, sabe muy bien que seguir apostando por esta actitud es algo que te puede seguir dando muchas alegrías.
No es casualidad entonces que, por mucho que en los últimos años se haya hablado mucho de la relación entre su hija Tamara Falcó y su ahora marido Iñigo Onieva, Preysler siempre se haya mostrado muy discreta en este sentido y, sobre todo, haya apoyado en todo lo que ha podido a la pareja.
Isabel Preysler no se fía de Iñigo Onieva
Eso sí, como bien saben los que mejor conocen a la madre de Tamara, una cosa es que de cara a la galería se muestre siempre muy a favor de su yerno en público y otra cosa muy diferente es lo que ocurre en privado. Y es que no es que sea ningún secreto que, teniendo en cuenta el historial de Onieva, la celebrity siga sin tener una confianza ciega en Íñigo.
Es más, parece ser que la propia Isabel habría pedido alguna de las amistades de Tamara, amigas de toda la vida y en las que Isabel sí que tiene una confianza ciega, que estén muy atentas a los movimientos de su yerno y que, cuando vean algún tipo de actitud sospechosa o algo que no encaja dentro de lo que debería ser normal en el matrimonio, la informen de inmediato, entre otras cosas porque lo último que quiere Preysler es que su hija lo pase mal de nuevo tras el drama antes de la boda con Onieva.
La realidad de la pareja tan solo la conocen los protagonistas, Tamara e Íñigo, pero en este sentido no son pocos los que aseguran que, teniendo en cuenta que Falcó no quiere ni oír hablar de divorcio y que es una mujer muy tradicional en este sentido, su matrimonio no sería tan idílico como los propios protagonistas quieren hacer creer, de ahí que su madre también esté jugando sus cartas.