Aviso al lector. Si están leyendo esta pieza a la hora de comer o cenar, quizás se les indigesta la comida, porque Johnny Depp, y todo lo que le rodea, no deja de sorprender.

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El actor y su ex, la también actriz Amber Heard, no tuvieron, que se diga, una relación pacífica. Bien, quizás mientras el amor duró, sí que fueron felices, pero una vez empezaron los trámites para divorciarse, empezaron a lanzarse los platos por la cabeza y a hacerse y decirse de todo. Y nada bonito. Incluso, con escenas de violencia doméstica de por medio. Pero la última polémica de Depp y Heard ya supera todos los límites e incorpora un elemento hasta ahora inédito en la batalla dialéctica de desprestigio del uno con el otro: la escatología. Les ponemos en situación. Abril del 2016. La actriz prepara una fiesta de aniversario para celebrar sus 30 años. La cosa entre los dos ya no iba muy fina. Y Depp llegó tarde. Muy tarde. Y no en las mejores condiciones etílicas.

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Depp bebido. Heard airada. La peor combinación posible. ¿Qué hizo Heard como revancha? Cuando las parejas discuten fuertemente, hay una serie de escenas que se reproducen: romper cosas, dar golpes fuertes en la puerta, coger las maletas del otro y tirarlas por la ventana o gritarle de todo. Pero Heard, según Depp, fue más original que el resto. Según él, cuando llegó a la casa donde vivían los dos en Los Ángeles, y en el momento de ir a la habitación conyugal, se encontró una desagradable sorpresa encima del lecho. ¿Su pijama roto? No. ¿Las sábanas rociadas de tabasco? Tampoco... Se encontró una mierda. Un excremento. Una boñiga, en definitiva, presidiendo la cama de matrimonio. En definitiva, Depp asegura que Heard defecó encima de la cama como venganza.

 

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Al ver la caca, al protagonista de Piratas del Caribe se le pasó la borrachera de golpe. Indignado, huyó por piernas de la casa acusando a Heard de no estar bien de la cabeza. La actriz, por su parte, niega la mayor. No niega que hubiera una gran deposición encima de la cama. Pero sí que ella fuera la autora. La culpa de todo la tiene, según ella, "Boo".

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¿Y quien es "Boo"? Un yorkshire terrier. El perrito de Depp. Heard le ha acusado directamente de confundir la cama de la pareja con un pipi-can. "Boo tiene serios problemas intestinales. Aquello no lo hizo ella, no fue ninguna broma ni ninguna revancha irrespetuosa", ha asegurado un representante de la actriz al diario The Mirror. "Fue una cosa inocente, un hecho característicos de las mascotas. La señorita Heard quiere olvidar aquello y no quiere continuar con este sinsentido".

 

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Pero a Depp estas palabras no le han convencido. Vuelvan a mirar la imagen del actor con su perrito. El (pequeño) tamaño del animal, comparado con el (gran) tamaño del excremento, hace que no se crea las explicaciones que le ha dado su ex. Porque dos años después sigue manteniendo la misma versión de los hechos, corroborada por la mujer de la limpieza de la casa: "aquello tan grande tenía que ser de una persona y no de un animal".

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Lo más inquietante, sin embargo, de todo, es lo que asegura un amigo del intérprete: "Existen pruebas fotográficas y sólidas que conectan a Amber con los excrementos". No sé, ni quiero saber, de qué tipo de pruebas sólidas se trata, cómo se consiguieron y cómo se pueden relacionar 100% con la actriz. El caso es que Depp y Heard se divorciaron el año pasado después de 15 años de matrimonio por "diferencias irreconciliables". Pero un año después siguen removiendo la mierda de aquel matrimonio fallido. Y nunca mejor dicho.