Jordi Sánchez es uno de los actores más reconocidos por sus compañeros y amigos y por el público. El intérprete enamoró a los catalanes con aquel inolvidable Plats bruts al lado de Joel Joan hace una pila de años. Después, casi siempre ha hecho carrera en Madrid. Su bondad y su carácter afable han hecho que la gente le quiera, que se preocupen por él. Por eso, cuando se supo que estuvo muy grave por culpa del coronavirus, todo el mundo se volcó.
Afortunadamente, el infierno ha quedado atrás. Después de muchas semanas luchando contra el virus, abandonó la UCI y finalmente, hace un par de meses, recibió el alta médica después de 45 días ingresado, 24 de ellos de urgencia. Ahora, por fin, ha podido volver a sus compromisos profesionales y a su vida antes de contagiarse. Pero lo que ha pasado no lo olvidará nunca. Ni a los que lo ayudaron a superar uno de los aprietos más complicados de su vida. Sánchez fue uno de los invitados de este sábado en La Sexta Noche. Todo transcurría con normalidad hasta que hubo un momento Sorpresa, sorpresa que lo dejó fuera de juego, emocionado y emocionando de rebote a los espectadores.
Lo entrevistaba Iñaki López cuando le dicen que una persona lo quiere saludar. Uno de los hombres más importantes que han pasado por sus 57 años de vida. Se llama Felipe Villar, es jefe de la asociación de neumología de la Fundación Jiménez Díaz de Madrid, y sin mascarilla, Sánchez no lo reconoció. Porque él fue uno de los doctores que lo ayudó a salir adelante en unos momentos muy complicados y el profesional sanitario que le dio el alta: "¡Madre mía! Es la primera vez que le veo sin mascarilla. Es más joven de lo que pensaba". El sanitario le devuelve el elogio y le dice que "Jordi era el ideal de paciente: no sólo nos dejaba hacer su trabajo, nos trataba con mucho respeto".
Nos encanta ver la sonrisa de Sánchez y lo entendemos perfectamente: su interlocutor, y tantos otros, son unos héroes. Y verlos después de que te hayan ayudado a salir del virus debe ser la imagen más feliz para ellos.