El mundo se divide en dos tipos de personas: a los que les gustan las sorpresas y los que las detestan y prefieren ser ellos los que las hagan. Bajo esta premisa Judit Mascó ha empezado la sección donde colabora regularmente con Ricard Ustrell en El matí de Catalunya Ràdio, al lado de Xavi Canalias. La mejor modelo que tenemos en casa ha dejado claro que ella es de las que prefiere llevar las riendas, ser la que sorprende a los amigos y familiares y huir tanto como pueda de ser la protagonista: "Me gusta tener control. Pero también te digo que alguna heavy que me han hecho, una vez ya me he relajado, que me cuesta, he dicho 'va, pobres, con la ilusión que me lo han hecho, gente que quiero y bla, bla, bla', entonces me gusta el hecho de no haber tenido ni idea de cómo pasaría el día o qué pasaría".
Judit ha explicado a sus compañeros de estudio una de las últimas veces que la han sorprendido y todo su entorno le montó una grande sin que ella no tuviera ni papa de qué le harían o dónde la llevarían. Y explica qué le pasó justamente en su penúltimo cumpleaños.
La modelo catalana sopla velas ni más ni menos que cada 12 de octubre, "Día de la Hispanidad", y todavía recuerda cómo vivió su 53.º cumpleaños. Y es que si el pasado lo celebró con una comidita familiar en casa, como pueden ver en estas imágenes, hace dos años ya la avisaron en casa: "resérvate el día, no tienes que hacer nada, ni cocinar, ni comprar nada. Vale, eso me gustó". Pero la cosa empezó a ser peculiar cuando solo vestirse por la mañana, "me taparon los ojos con un antifaz y me pusieron dentro de nuestro coche, que está aparcado dentro de un garaje". Al lado, su marido Eduard Vicente, "que puso la música a toda castaña". Y ¿qué le puso, para que no oyera nada del exterior ni dedujera a dónde iban? Ni más ni menos que un tema clásico de las pelis de los años 80, la de los Cazafantasmas.
Cuando dejó de sonar después de mucho rato, le amenizaron el viaje con una retahíla de músicas de miedo. Ella empezó a alucinar, y por mucho que intentó ir deduciendo por dónde iban, calculando los giros del coche, se perdió enseguida y perdió la noción del tiempo y el espacio. "Media hora después de salir llegamos a un lugar que noté que la luz era inferior a la que tenía a través del antifaz, y dije: 'Hostia, no me llevarás a un escape rooms de estos que lo odio, ¿eh?'... Salí y subí unas escaleras y noté que estaba en un espacio extraño y me quitaron el antifaz..."... La extrañeza, sin embargo, no era otro sitio que la maravillosa Sitges... Sitges, un 12 de octubre que, como sabrán, no es una época del año cualquiera. En pleno festival de cine fantástico, "veo a toda la peña, me aparecen por un callejón todas las hijas, los novios y todo el mundo haciendo una 'zombie walk'". Faltaba la guinda del pastel: "...cuatro películas de maratón, que yo me quedé con la cabeza como un bombo, viendo cine de miedo"... Un 12 de octubre más terrorífico que de costumbre. Suerte que para nosotros, más que el Día de la Hispanidad, es el día de la maravillosa Judit Mascó.