Nueva entrega de Al cotxe! de TV3 con una invitada que emocionó desnudando su alma y sus sentimientos y hablando con crudeza de la realidad que le ha tocado vivir. Una de las mejores actrices de este país, una intérprete superlativa que todo lo que hace, lo hace mejor que nadie: Mercè Martínez.
La maravillosa actriz catalana forma parte de muchos recuerdos de los espectadores, más recientemente en La Riera, pero antes, en las inolvidables Plats bruts o Porca misèria. En la serie de Joel Joan interpretaba a la Natàlia, una chica con sobrepeso por exigencias del guion, una experiencia que recuerda de manera agridulce. "¿Qué putada tener que engordarte por un papel, no?", le pregunta Eloi Vila. Y ella se muestra contundente: "Ahora no lo volvería a hacer. Sería un NO rotundo. ¿Qué comporta? A nivel emocional es un desastre, tú no te reconoces cuando te miras al espejo. A nivel físico, se me mezcló con ansiedad y un poco de depresión y estuve al canto de un duro de la bulimia. No es agradable. Necesité terapia, son cosas que todavía arrastro. A la que tengo un 'bajón' emocional, se me dispara el peso".
Ahora, vuelve a los escenarios participando en la versión que David Selvas dirige de El mago de Oz.
Mercè es de las actrices que ahora puede decir que tiene un trabajo de lo suyo, pero hace unos meses no fue así, cuando tuvo que trabajar en una fábrica de componentes electrónicos. Y es que hablar de la pandemia le pone un nudo en la garganta: "con el segundo cierre me sentí devastada. No había estado nunca en negativo en la cuenta corriente. No te puedes recuperar ni económica ni emocionalmente. Ves que se te escapa todo de las manos. Estoy K.O.". Una sensación que crece cuando ve cómo está todo su sector: Yo tengo una amiga que fue a pedir a servicios sociales por si le podían dar dinero para pagar el alquiler. Le dijeron que sólo podían darle de comer. Llamé a la fábrica y le han dado trabajo. Pero no puedo ayudar a todo el mundo. Estamos desamparados. Toda la gente del sector cultural está muy tocada".
A todo, sumemos que tiene un hijo pequeño de tres años: "La maternidad y la paternidad es muy dura y no se nos explica lo suficiente. Es muy duro explicarle a un niño de tres años qué es una pandemia mundial. Lo primero que hizo cuando abrimos la puerta de casa para salir, los primeros días, fue tirarse al suelo y lo lamió". Esperamos que poco a poco tanto ella como el resto de gente que se dedica al maravilloso mundo de la cultura, puedan ir saliendo adelante y pronto encontremos todos el camino de baldosas amarillas de Dorothy que nos lleve al final de la pandemia.