Después de la polémica por su posicionamiento sobre la Covid-19, Miguel Bosé se ha volatilizado en las redes sociales. Ni Twitter, ni Facebook, ni Instagram. Si alguien intenta buscar sus perfiles en alguna de estas aplicaciones, todo lo que encontrará es un mensaje del estilo "esta cuenta no existe" o "la página no está disponible". Sería demasiada casualidad que las tres plataformas hubieran decidido al mismo tiempo suprimir sus cuentas, a través de las que se ha erigido como portavoz del movimiento negacionista del coronavirus, e incluso ha hecho campaña por las manifestaciones antimascarillas como la que se hizo en Madrid a mediados de agosto. Así que parece que ha sido él mismo quien ha tomado la iniciativa de huir del mundo digital. Entre sus seguidores planean las dudas sobre esta extraña desaparición.
"Yo soy la Resistencia", ha asegurado el cantante, una vez y otra, cuando negaba la versión oficial de la pandemia. Según el relato de Bosé, el coronavirus es un invento del magnate Bill Gates, y las vacunas no son nada más que la herramienta para introducir chips a la población y tener a todo el mundo controlado. Una controvertida teoría de la conspiración que lo ha colocado en el punto de mira de algunos sindicatos de médicos y enfermeros, que le han pedido reiteradamente que dejara de esparcir fake news; y también de políticos y ciudadanos en general, que han asistido impresionados a la lastimosa pérdida de papeles del artista. En los últimos meses, el autor de Amante bandido se ha encontrado a menudo con las advertencias de la red social del pajarito azul, así como las de Mark Zuckerbeg, cuando señalaban que se dedicaba a difundir mentiras. Twitter le ha llegado a restringir el acceso temporalmente para que no pudiera seguir publicando noticias falsas, y el pasado jueves Facebook e Instagram incluyeron un aviso en dos de sus vídeos para alertar a los espectadores de que la información que contenían no era cierta. Para Bosé, este tipo de actuaciones sólo se pueden definir con una palabra: censura.
Y es que por mucho que algunos pudieran pensar que era incluso cómico que el intérprete se mostrara fuera de sus cabales en la red, el hecho es que las falsedades de Miguel Bosé sobre la Covid-19 tenían un altavoz potentísimo en internet: 3 millones de followers en Twitter, 2 millones y medio en Facebook y 900.000 en Instagram han recibido durante todo este tiempo las fake news del cantante, y han sido testigos de su campaña antimascarillas. Entre ellos hay algunos de los tres millares de personas que se congregaron en el centro de la capital española para protestar contra las medidas sanitarias. Pero finalmente la presión ha podido más con el artista que sus propias ansias para desmontar lo que considera que es el gran engaño del coronavirus. Paradójicamente, la resistencia de Bosé contra el oficialismo de la pandemia no ha resistido ni siquiera en las redes sociales.