Ser una figura consagrada, una auténtica estrella nacional, un icono, una celebrity, te libra, a menudo, de pasar por lo que pasan el resto de los mortales. Quizás en restaurantes, salas de fiesta con pases VIPS, en estrenos teatrales... Pero hay un ecosistema que todo el mundo, personajes conocidos y personas anónimas, sufren por igual. Un lugar donde a menudo salimos de allí indignados y con una lista de quejas que no te la acabas: los aeropuertos.
Quién esté libre de no haber sufrido nunca largas esperas a la salida del equipaje y ve cómo pasan las horas sin que salga tu maleta (que después descubres que se ha quedado en otro aeropuerto), que tire la primera piedra. Quien no haya tenido que esperar horas y horas por algún retraso, que alce la mano. Quien no haya sufrido minutos y minutos en algún control, que lo diga. Seguro que son muy pocos los afortunados.
Hace unos días supimos que el mítico Jordi Robirosa de TV3 quiso ir con la familia a Menorca, el destino preferido por la inmensa mayoría de compañeros de la Televisión de Catalunya para estas vacaciones, como Laia Ferrer o Marta Bosch.
El carismático basquetmaniático, autor de la palabra "apostoflant" como sinónimo de delirante, vivió hace poco una experiencia apostoflantísima en el Aeropuerto de El Prat el pasado 4 de agosto, donde una compañía catalana, Vueling, lo dejó tirado con su familia en la Terminal sin poder ir de vacaciones aunque tenían los billetes comprados.
Es el conocido "overboocking" vender más asientos de los que tiene el avión. Le dijeron que el vuelo iba lleno y se tuvo que comer la tarjeta de embarque. Su queja, de traca: "Hace más de 40 años que vuelo y puedo decir que ninguna compañía me ha tratado tan mal como Vueling. Aquí me tenéis empezando las vacaciones con la familia con un overbooking. Es escandaloso. Vueling. Cuando tengáis problemas de este tipo utilizad reclamatuvuelo.com. Funciona siempre, dado que Vueling siempre intenta no pagar ningún tipo de reclamación".
Ahora, quien también les ha dicho cuatro cosas a la compañía aérea ha sido la pantera de Figueres, Mónica Naranjo. Ella sí que ha podido volar, pero viendo la sorpresa que se ha encontrado al aterrizar e ir a buscar sus maletas, seguro que habrá pensado que más le valdría no haberlo hecho. Lo que tiene claro que no hará nunca más, cuando menos, es volver a coger un vuelo con Vueling.
La cantante de Sobreviviré ha constatado en primera persona que las que no han sobrevivido al poco tacto de la compañía han sido sus maletas, que han llegado a casa, literalmente, destrozadas. No se trata ya de una rascadita, de un golpecito o de que una de las ruedecillas gire mal. Directamente, han deformado el equipaje de la cantante catalana de manera que cuando saque lo que llevaba dentro, ya las puede tirar a la basura.
Eso sí, Naranjo se lo ha tomado con buen humor y filosofía, tranquilizando a sus fans que "tranquilo todo el mundo... Que los ropajes de diva los lleva Vanesa Aparicio (su mánager)". Eso sí, le deja claro a Vueling, con todo el sarcasmo del mundo, que con ella no cuenten para un nuevo vuelo con ellos: "Gracias Vueling por enseñarme con qué cariño tratáis las maletas de los clientes... Seguro que volvéis a verme en uno de vuestros aviones...":
Rápidamente, la compañía se ha querido poner en contacto con la diva catalana con un mensaje en redes:
Una rapidez en la respuesta que no siempre es así y que ha indignado a muchos usuarios:
Mónica Naranjo canta aquello que un ángel le dice cuando la ve en un bar: "Ven y elévate como el humo azul. No sufras más amor. Y desgarrándome algo en mi vida cambió"... Las que han sufrido y cambiado son sus maletas. Y lo que está claro es que Mónica Naranjo no volverá a elevarse nunca más con Vueling, con humo azul o sin él.