"Hoy, Pep, risa, no demasiada". Con esta frase Agnès Marquès ya dejaba claro este martes por la noche por donde irían los tiros de la entrevista, la conmovedora y necesaria entrevista, que le ha hecho en el No ho sé al actor y humorista Pep Plaza.
Porque por una vez, el querido actor catalán de Polònia, maestro de las imitaciones, no ha hecho reír, sino que ha sobrecogido, en este caso, a los oyentes de RAC1, con su testimonio. El intérprete ha explicado la durísima experiencia de vivir con un hermano con esquizofrenia y como eso ha afectado a la estructura familiar. Y lo que ha dicho pone la carne de gallina: su madre ha vivido 25 años de maltrato verbal por parte del hijo. Ahora, además, ha sido la madre quien se ha tenido que marchar de su casa: "Da miedo la manera como esta enfermedad ha invadido a mi hermano. Son gritos, cosas rotas, que mi madre se caiga al suelo y no la recoja, que le bloquee el móvil, que la controle, que esté tomando un café con las amigas y que le monte un espectáculo porque no le compra un bocadillo. Extorsionarla económicamente, insultarla, chillarla".
25 años con este panorama que empezaron cuando a su hermano le detectan esquizofrenia cuando está haciendo el servicio militar con 18 años. "Al principio lo llevaba bien. Después, empieza a consumir y perdemos un poco el control de su vida". Y a eso hay que sumar la muerte de su padre cuando Pep Plaza tiene dieciocho años y el hermano 13. Cuando se marcha de casa Pep, se quedan la madre y el hermano solos. El problema: "Que hay enfermos que no se dejan ayudar, como mi hermano". 25 años resumidos con una crudeza que te deja sin palabras: "Eso no es vida, mi madre vivía en una prisión". Hace dos meses y medio que es cuando "la madre explota y me lo explica todo".
Plaza no sólo se ha abierto en canal para explicar la dramática situación que se vive en casa, sino que ha querido confesar todo lo que están viviendo para denunciar el callejón sin salida el el que se encuentran ellos y muchas otras familias con un enfermo de esquizofrenia: las familias no pueden obligar a los pacientes a ingresar en un centro para tratar la enfermedad y eso lleva a la impotencia: "Llega un momento en que no puedes hacer mucha cosa. Acabas yendo allí, hablando con los médicos y diciendo que la situación es la que es, pero no pueden hacer un ingreso involuntario. Tienes que llamar al 112, necesitas un justificante... Además, si en el momento en que llegan los Mossos la persona ya no está alterada, ya no la pueden ingresar; es bastante desesperante". Escuchen la entrevista entera. No se pierdan ni un minuto. Un testimonio desgarrador:
Radio necesaria. Gracias a Pep por compartirlo con los oyentes y toda la fuerza del mundo para él y su familia.