El patrimonio conjunto de Gerard Piqué y Shakira es cada vez más escaso. De hecho, sólo les quedan muchos recuerdos de 12 años de relación aparentemente idílica y, lo más importante y que ambos quieren conservar como un tesoro: sus hijos, Milan y Sasha. Dos criaturas que están asistiendo a la destrucción de su núcleo familiar y al acoso constante de los medios de comunicación y de supuestos fans que no están bien de la cabeza. La batalla por su custodia y el lugar donde residirán a partir de ahora ya ha empezado. Shakira, que quiere marcharse de Barcelona e instalarse en Miami, quiere que estén con ella. Piqué, por su parte, se opone a este traslado y a que abandonen Catalunya, donde tienen su vida.
El bienestar de los niños de 9 y 7 años es la prioridad, pero es imposible que los chiquillos no acaben sufriendo las consecuencias de la separación. Uno de los primeros efectos ha sido la distancia física respecto de los abuelos paternos: Shakira ha construido literalmente un muro que separa la mansión conyugal, donde ya no vive el culé, de la casa de los yayos. Ya no pueden pasar en cualquier momento para verlos y pasar tiempo con ellos. Estas ocasiones quedan ahora restringidas a los periodos asignados a Piqué. Son las primeras víctimas colaterales del conflicto. Pero la cosa siempre puede ir a peor, porque la colombiana tiene una hoja de ruta con epicentro a miles de kilómetros de Barcelona... y del padre de sus hijos.
Según leemos en 'Informalia', la artista ha querido llevarse a los niños a Miami y empezar a disfrutar de las vacaciones. Pero la respuesta de Piqué ha sido tajante, rotunda y negativa. Explican que permitir su salida del país podría provocar un problema todavía mayor: la hipótesis, que Shakira decidiera no volver nunca más y bloqueara también el retorno de los pequeños. Eso supondría una guerra total que acabaría en los juzgados, con mucho más ruido mediático del que tenemos ahora y situaciones que contaminaran el difícil equilibrio entre la expareja y los hijos. Por lo tanto, de momento y hasta que el acuerdo por la custodia no quede bien definido, de salir del país con la madre, ni hablar. Ahora bien, el mismo medio explica que Milan y Sasha sí que han pasado el fin de semana en el extranjero. ¿Con quién? Con su padre.
Después de rechazar el viaje transoceánico con su madre, el barcelonista reservó butacas en una otro avión. El destino, Londres. Empieza el campeonato tenístico de Wimbledon, y por todos es sabida la vinculación del futbolista y empresario con el mundo de la raqueta. Los tres visitaron las instalaciones del All England Club para seguir los entrenamientos de Rafa Nadal, que buscará su tercer Grand Slam del año y el número 24 de su carrera, aparentemente después de haber mejorado de su lesión en el pie. La anécdota fue la forma en la que viajaron: en vez de un avión privado, lo hicieron en compañía regular. Lo que no sabemos, sin embargo, es si sufrieron el caos de los aeropuertos europeos durante el fin de semana. No lo parece, eso sí. Bastante caos ya tiene en su casa, la verdad.
El tira y afloja no ha hecho más que comenzar. La parte más triste de la separación es una realidad.