Noche de chefs con estrellas Michelin y de comidas que se deshacían en la boca en la Llotja de Mar de Barcelona. Pero también, noche de hervor político con un gobierno que ya no se sabe si es mejor cocinar a fuego lento o darle potencia en los fogones para que se haga antes. Ayer por la noche tuvo lugar la gala de entrega de los Premios Nacionales de Gastronomía 2018. El máximo galardón fue para Isidre Gironès, el querido chef del emblemático Ca l'isidre que lleva más de 60 años en el mundo de la restauración y casi 50 al frente de su restaurante, y que toma el relevo a Carme Ruscalleda, también presente en la cena de gala.
Uno de los referentes de la cocina tradicional y maestro de muchos que después le han ido detrás, agradecía el premio acompañado de su mujer Montserrat y reivindicando, precisamente la cocina de toda la vida. ¿"Por qué tenemos que cambiar si el cliente te valora y te busca por eso que le ofreces"?, se pregunta, a la hora que pone el dedo en la yaga de aquellos que sólo ven en la cocina moderna la única posible. "La cocina tradicional está heridísima", mientras dejaba claro en los micrófonos de En Blau que el premio es tan de él como de los clientes para los que cocina. Una filosofía de vida que hay que degustar:
Otros premiados fueron Isabelle Brunet de Monvínic, galardonada con el Premio Jefe de Sala; la empresa Pordamsa, galardonada con el Premio Especial de la Academia o el chef Joel Castanyé, que al frente de su restaurante La Boscana obtuvo el Premio Revelación, en una gala a la que asistieron más de 300 invitados, presentada por Ramon Pellicer y que contó con la presencia del presidente de la Cámara de Comercio, Miquel Valls, la presidenta de la Diputación de Barcelona, Mercè Conesa, el alcalde de Lleida, Àngel Ros o el presidente de la Academia Catalana de Gastronomía, Carles Vilarrubí.
¿El encargado de servir el festín? Otro de los nombres ilustres de la gastronomía catalana, el chef Nando Jubany, que se deshacía en elogios para el premiado: "Isidre es de aquellas personas que me gustaría parecerme. Es un maestro. Esto que tenemos hoy no viene de golpe, no es una cosa que llegas al árbol y ya se recoge los frutos. No, no, han faltado chefs como él para ir regando el árbol". Y uno de los alumnos más aventajados de Gironès demostró el por qué lo es, preparando una degustación de aperitivos y de platos que hicieron las delicias de los comensales. Él mismo explica en qué consistía el menú. Si están leyendo esto y todavía no han comido o cenado, no lo podrán resistir:
Si no han tenido bastante con las palabras de Jubany, y para que se hagan una idea más aproximada, seré malo: miren qué delicias se zamparon los asistentes, incluyendo un servidor.
Guisantes con huevo de perica, tocino y trufa negra
Nuestra versión del Capipota con alpargatas
Liebre a la Royal con pera y remolacha
Texturas cítricas
Babà al ron flameado al momento con helado de nata
Todo regado con los mejores vinos DO Priorat, Conca de Barberà, Penedès y Tarragona. Pero entre plato y plato hubo tiempo para hablar de muchas más cosas, más allá de la gastronomía. La cocina de la política catalana también estaba en boca de todos. Empezando por el mismo homenajeado, un Isidre Gironès que recordaba a los presos políticos al recojer el premio o una presidenta de la Diputación de Barcelona, Mercè Conesa, que empezó el discurso de clausura diciendo que "una gala como esta, en condiciones normales la tendría que presidir el presidente de Catalunya".
Carme Ruscalleda, haciendo un símil entre gastronomía y política catalana decía que "tienen que organizar un plan de trabajo: el staff se tiene que organizar. Para hacer un buen menú, primero se tiene que poner la idea, que ya está encima de la mesa, pero hay que organizar el staff y las partidas". Incidiendo en esta cuestión, el ex directivo del Barça, Carles Vilarrubí, afirmaba que "saldrá un menú, finalmente, que espero que tendremos muy pronto. Los ingredientes serán los que decidió el pueblo de Catalunya". Ramon Pellicer, antes de hablar de la difícil situación por la que está pasando TV3, reconocía que la política catalana es "como un caldo de estos que necesita un xup-xup durante mucho tiempo, pero que corre el riesgo de que si te pasas, se acabe evaporando su esencia. Encontrar el punto justo no es fácil". La guinda del pastel la puso el ex conseller de la presidencia, Francesc Homs:
Hay materia prima, pero hay que mezclar bien los ingredientes. Esperamos que salga el plato antes de que se enfríe.