Quimi Portet es un genio. No solo por su talento como músico, como uno de los músicos más importantes del país desde hace décadas, sino también por su talante, valores y convicciones. Y acaba de volver a demostrarlo en una intervención hilarante en El búnquer de Catalunya Ràdio con Jair Domínguez, Peyu y Neus Rosell.
El guitarrista, cantante y compositor, durante buena parte de su carrera, estuvo ligado a dos grupos, Los Burros y los emblemáticos y míticos El último de la fila, al lado de Manolo García. Después, una carrera exitosa en solitario, con su personalísimo estilo, donde ha hecho lo que le ha salido del moño. Lo que quizás muchos no saben es que Quimi ha tenido otro grupo, unos compañeros con los que iba a cantar los jueves por la tarde a Lladó, municipio del Alt Empordà, en un restaurante que se llamaba Cal Gran. Como él recuerda, "habíamos formado una especie de pequeño colectivo que se llamaba 'Els petits cantors de Santa Maria de Lladó' ('Los pequeños cantores de Santa Maria de Lladó')". ¿Y qué cantaban?: "Habaneras y sardanas toda la mesa, de sobremesa, con los carajillos".
Una cita que él, a no ser que fuera causa mayor, no pensaba anular... Y los U2 no son causa mayor. En una confesión sensacional, Quimi explica que la banda irlandesa más famosa y una de las más icónicas del mundo quiso tocar en su estudio. "Pero yo no podía abandonar a mis compañeros por una cosa tan banal como ir al estudio y ver qué grababan estos señores. Yo aquel día no podía, y no vinieron". Sensacional. "Tenía que hacer de ingeniero yo, de técnico, y la verdad es que me daba un poco de pereza. El jueves interfería en el programa de ensayos de 'Els Petits Cantors de Santa Maria de Lladó'".
Sublime. Eso se dice tener prioridades. Ni Bono, ni The Edge ni coñas en vinagre. Donde esté su grupo del carajillo, de habaneras y sardanas, que se quite lo demás. Bravo por él. Quimi Portet, maravilloso.