Semanas clave en el devenir del caso de Daniel Sancho. La cobertura mediática, que había disminuido gradualmente, vuelve a ser constante ahora que se acerca el juicio por el asesinato y descuartizamiento del cirujano colombiano Edwin Arrieta en Tailandia. El hijo del actor Rodolfo Sancho ha permanecido encerrado a la prisión de Koh Samui desde el pasado 7 de agosto de manera provisional, mientras en España y muchos otros puntos del planeta se ha intentado descifrar qué y cómo pasó para que el chef madrileño pusiera fin a la vida de su presunto amigo entre muchas otras cuestiones.
Con todo, las incongruencias y los giros de guion parecen ser una de las tónicas constantes en las informaciones que se publican sobre este crimen denominado públicamente como pasional. El día 26 de octubre ha sido el escogido para que el recluso saliera del penal con el propósito de declarar al juzgado. A pesar del desplazamiento del reo hasta el Tribunal de Samui cerca de las 9 de la mañana, la vista ha acabado posponiéndose. El motivo: Daniel pide un traductor al español. Un servicio que le habían proporcionado vía videollamada, pero lo ha rechazado. Él quiere que esté en la sala.
Si nada más falla, será el próximo 13 de noviembre cuando tenga lugar su declaración. Todo en un contexto muy complejo para él, ahora que ya es de dominio público que la Fiscalía admite acusarlo de los cargos de premeditación en el asesinato y ocultación del cadáver. Unos delitos que, de acuerdo con la información proporcionada por el TardeAR de Telecinco, él no admitirá. A pesar de su confesión inicial, se declarará inocente, amparándose en algunos de los detalles de la defensa española que han trascendido, como que los cuchillos que compró eran para cocinar y en ningún caso para matar a nadie.
Por si la situación no tuviera bastante sustancia, la presencia de su padre, reconocido intérprete de ficciones míticas de la televisión estatal, en la isla ha reavivado todavía más el revuelo mediático. Visiblemente nervioso y tenso, las cámaras lo han captado saliendo del coche y llegando a las Cortes tailandesas para reencontrarse con su hijo. No es el primer contacto que tienen en persona durante esta segunda visita del hijo de Sancho Gracia al país asiático, pero sí la primera vez en la que han podido verse sin ninguna mampara de cristal por el medio, como sucede en la prisión. Ninguna imagen de Daniel, ya que, como era evidente, lo han trasladado hasta allí dentro de un furgón policial. Rodolfo, por su parte, no se ha dirigido a los medios más que para decir 'buenos días' y decir que su hijo está bien. Que lo ha visto bien, asegura, con intención de tranquilizar las masas.
Daniel Sancho gana tiempo para preparar su declaración. La hará con el apoyo de un abogado de oficio a quien le han asignado el caso a última hora, y con el cual no ha podido tener casi ningún contacto. Un contratiempo más que no desentona con el rictus de su padre. Nada alentador.