Rosalía se pasa buena parte de su tiempo yendo arriba y abajo, de un sitio al otro, ya sea por compromisos profesionales y/o personales. Y es que Rosalía, por trabajo, no para de viajar de un lado a otro de manera constante. Es lo que tiene ser una súper estrella de la música a nivel mundial. Un día se levanta en un lugar y al día siguiente está en otro. Motivo por el cual es muy difícil seguirle la pista.
La de Sant Esteve Sesrovires acostumbra a coger todo tipo de transporte, el avión por encima de todo, donde recientemente mostró cómo mató las horas a bordo de uno de ellos, haciendo vídeos donde se la veía con un filtro en el cual aparece con la cara como si alguien se la hubiera pintado muy mal con un rotulador color verde y con los ojos maquillados color morado y los labios pintados color rosa.
A la cantante catalana, pero, es más fácil verla encima de un coche, aunque hace poco también hemos visto a la motera que lleva dentro con una sesión de fotos sensacionales, vestidas para la ocasión, y con un casco de moto que lucía espectacular.
Es en un coche, sin embargo, donde la hemos visto más a menudo, a veces, grabando algún vídeo con su hermana o alguna amiga, mostrándose divertida y alegre. Pero lo que le acaba de pasar le ha borrado la sonrisa de cuajo.
Y eso que de buena mañana, su cara era todo optimismo y euforia, especialmente al ver (o hacerlo ella misma) una pintada en el suelo anunciando lo que sus millones de fans esperan desde hace tiempo como agua de mayo: que salga a la luz de una puñetera vez su nuevo álbum, previsto para el 2022. Ya queda poquito.
Como se ve en alguna foto, la diva del Baix Llobregat lleva las llaves en la mano, predispuesta a coger el coche después de haberlo aparcado un momento. Cuál ha sido su sorpresa cuando, al llegar al vehículo, se ha encontrado un autógrafo que no había pedido, un papelito con una regalo que ha mostrado indignada a sus seguidores, lamentando que habían sido sólo "Solo fueron 5 minutos", con tres emoticonos de caras desoladas.
Su cara, evidentemente un poema. Y donde antes había sonrisas, ahora era todo lo contrario:
Entendemos perfectamente su decepción e impotencia. Quién sabe, quizás si Rosalía les devuelve la multa con su firma, en plan autógrafo, quizás los urbanos de Miami estarán contentos y se lo perdonarán... Pero por si acaso, mejor que acoquine.
No nos extrañaría que para matar las penas, Rosalía vuelvaa "Mi restaurante favorito del mundo", su restaurante de cabecera, donde siempre que va, se pone las botas. El DiverXo de Daviz Muñoz. Aunque le queda un poquito lejos de donde ahora se encuentra.
Tendremos que pedirle al chef que le haga llegar un envío express a domicilio para reponerse de la indignación.