Hace pocos días, una noticia nos dejó helados. El actor Ryan Grantham, que se hizo muy conocido por su participación en la popular serie 'Riverdale' y en la película 'El diario de Greg', se declaró culpable de haber matado a su madre, Barbara Waite, dos años atrás. Confesó que mientras ella, que entonces tenía 64 años, estaba en casa tocando tranquilamente el piano, le disparó un tiro en la cabeza. El luctuoso asesinato vino acompañado de unos actos posteriores por parte del joven intérprete que ponen la carne de gallina. Según parece, lo gravó todo con una cámara GoPro, donde se le ve decir, en la grabación, que "le disparé al cogote. Momentos después ella habría sabido que era yo". Después, el chico compró cerveza y marihuana, experimentó con coctails Molotov y vio Netflix antes de cubrir el cuerpo de la difunta con una sábana e irse a dormir, según declaraciones de la policía. Después, subió al coche y condujo hasta la universidad Simon Fraser, donde él mismo había estudiado y donde tenía intención de hacer una masacre con los alumnos. Finalmente, sin embargo, acabó entregándose a las autoridades.
Grantham se ha declarado culpable de un homicidio que ha sacudido la opinión pública de Canadá, y ha sido condenado a cadena perpetua por un tribunal de su país. Y no sólo eso: también confesó haber conspirado para asesinar al primer ministro canadiense Justin Trudeau. El intérprete, de 24 años, ha estado bajo custodia policial los dos últimos años y ha participado en un programa de salud mental, pero ahora se prepara para su traslado a un centro penitenciario permanente y no tendrá posibilidad de acogerse a la libertad condicional durante los próximos 14 años. Precisamente el portal TMZ ha revelado los temores que tiene Grantham y su abogado antes de su ingreso en la prisión.
El actor de "Riverdale" encuentran especialmente grave su ingreso y se muestran muy preocupados ya que dicen que "corre el riesgo de ser vejado, o peor todavía, si se ve obligado a cumplir su pena en un centro de máxima seguridad...". Según su abogado, Chris Johnson, "Grantham es pequeño de altura y de complexión ligera, pasa por un adolescente... y parece alguien muy frágil, como los personajes que ha interpretado en las películas y en la televisión". Al letrado le preocupa que su cliente pueda estar "intimidado físicamente, psicológicamente y sexualmente" si está encerrado en una prisión de máxima seguridad. Básicamente, siente que Grantham no pertenece, no sólo por su físico... sino porque, en su mente, el escenario del castigo no se adapta al crimen que ha cometido en estas circunstancias particulares.
"Cualquiera que tenga ojos puede ver que no irá bien que ingrese en una prisión de máxima seguridad. Incluso se nos dijo que el juez que presidió el caso de asesinato reconoció las posibles preocupaciones si acabara en prisión e incluso recomendó una instalación de seguridad media". El abogado del actor lamenta, sin embargo, que el juez no tiene la última palabra sobre dónde lo han enviado... depende de las autoridades correccionales. Por eso está intentando hacer lo que esté en sus manos para velar por la integridad de su cliente y que finalmente accedan a cambiar el destino penitenciario del condenado.