Era la madrugada del 24 de agosto de 1977. La jovencísima actriz Sandra Mozarowsky estaba en el balcón del apartamento donde vivía en Madrid, cuando de repente cayó al vacío, desde el cuarto piso. Pasó 22 días en coma antes de morir. Sólo tenía 18 años. Una tragedia que golpeó a la sociedad española de la época; la artista era una habitual de las películas del destape y se había hecho bastante famosa entre el público que abandonaba la censura franquista. Oficialmente, estaba sola cuando se accidentó mientras regaba las plantas. Otros afirmaron que se había suicidado. Pero algunas incógnitas sobre lo que realmente ocurrió aquella noche nunca se han resuelto, y su muerte ha estado siempre rodeada de sospechas. Más todavía cuando, pasado un tiempo, cierta prensa aseveró que había sido amiga íntima del rey Juan Carlos, y en los últimos años se ha llegado a publicar también que podía estar embarazada en el momento del siniestro.
De nombre completo Alexandra Elena Mozarowsky Ruiz de Frías, la intérprete era hija de un diplomático ruso que se había casado con una española. Murió joven pero tuvo tiempo de rodar un montón de películas. Veintiuna en total, en la mayoría de las cuales mostraba públicamente sus virtudes a cámara cuando hacía papeles de prostituta o de criada seductora. Algunos medios publicaron también que trabajaba en un burdel propiedad de Paco Martínez Soria. Gran amiga de Bárbara Rey, puede ser que fuera ella quien le presentara al entonces rey de España, veinte años mayor que ella, encaprichado después de haberla visto en el cine. Los dos habrían mantenido supuestamente una relación en secreto, sobre la que escribió el periodista Andrew Morton en su libro Ladies of Spain del año 2013. Y aseguró que estaba embarazada de cinco meses cuando perdió la vida.
Una hipótesis a la cual se suma también la escritora Clara Usón en el libro El asesino tímido, que publicó en 2018 y que pone en duda la versión oficial sobre la muerte de Mozarowsky. Las autoridades nunca hicieron público el resultado de la autopsia, pero la novelista sospecha de una muerte extraña e incluso siniestra. Afirma que antes de morir y estando embarazada, la joven artista se había declarado abiertamente antiabortista. Tendría previsto tirar el embarazo adelante, pues. Pero aquella fatídica noche de agosto cayó por el balcón y perdió la vida cuando todavía le faltaban unos meses para ser madre. Usón desmiente a los medios que hablaron de un accidente porque ha investigado el dosier fotográfico policial y ha comprobado que los tiestos de las plantas estaban en el suelo, así que no tendría sentido que se hubiera acercado a la barandilla, opina. También afirma que no se podría haber desvanecido por un mareo, porque la barandilla era demasiado alta. Y a los que aseguraron que se habría emborrachado antes de suicidarse, Usón les explica que no le encontraron ni una gota de alcohol en sangre.
Un enigma del que se cumplirán 43 años el próximos lunes.