Daniel Sancho, Daniel Sancho y más Daniel Sancho. Es sin ningún tipo de duda uno de los nombres que más ha sonado en los medios de comunicación desde que el pasado 5 de agosto saltasen las alarmas por su detención en Tailandia tras confesar haber asesinado y descuartizado al cirujano colombiano Edwin Arrieta. Portadas de revista, debates televisados y una legión de reporteros afincados en la isla de Koh Samui para no perder detalle de cada una de las visitas de su madre a la prisión donde está internado no parecen ser suficientes.
La prensa sigue hurgando en la cuestión y desgranando punto por punto todas las incógnitas todavía ensombrecidas. Le precede una doble vida: la relación en secreto que mantenía desde hace un año con el facultativo con el que viajó hasta Tailandia, se solapa con la intención de casarse en un futuro muy cercano con Laura, su supuesta pareja. ¿Qué es verdad y qué es mentira en su vida pasada? Parece que hay otro punto que flojea además de sus delicados antecedentes con la justicia española, y es que sus negocios gastronómicos no serían, en realidad, tan suyos.
Un engaño basado en negocios que carecen de consistencia
Por prácticamente toda la audiencia es ya sabido que a Daniel Sancho le gustaban los lujos, la fiesta y la ostentación. Así lo dejaba claro a través de sus perfiles en las redes sociales, ahora privados, en los que las instantáneas de él disfrutando de los mejores eventos y viajes eran un constante. Mucha fotito sin camiseta en Instagram e incluso un canal de YouTube donde hacía gala de sus dotes como cocinero. Ese, el de chef, vendría a ser su trabajo principal, y se hacía público desde que comenzase la investigación que el hijo del actor Rodolfo Sancho es socio de la empresa de catering La Boheme y de la hamburguesería Boogie, en el barrio de Malasaña.
En realidad, su vínculo con Arrieta remitía en un inicio a la idea de poner en marcha más negocios y proyectos los dos juntos. Aparece ahora un nuevo dato más allá de que deja en shock a la familia del asesino confeso. Ellos y sus portavoces lo definían como un chico noble, educado y emprendedor. Un emprendedor cuyo nombre no figura en ninguna de las empresas que regentan los establecimientos de los que dice formar parte.
Al menos, así se puede deducir de la información recogida en el Registro Mercantil. Cabe la posibilidad —y vendría a ser la verdad del asunto— de que sí sea un asalariado más de estos lugares, pero no en calidad de jefe, director ni coordinador. Qué sabe nadie en este caso incongruente y mediático a más no poder, pero los detalles escabrosos que salen poco a poco a relucir no auguran en ningún caso una mejora de las condiciones para Sancho. Él, sigue recluido en el penal tailandés a espera de juicio, mientras recibe las visitas diarias de su madre, Silvia Bronchalo.
Silvia Bronchalo retoma las visitas y Rodolfo Sancho está al llegar
Es la única que ha viajado hasta Tailandia por ahora y no ha fallado ningún día en sus vis a vis desde el pasado 17 de agosto, excepto el pasado 31 de agosto. Aunque muchos medios indicaban que Bronchalo podría haber tenido que ocuparse de la llegada de Rodolfo Sancho al país, la realidad es que tuvo que trasladarse a la isla de Koh Phangan —lugar de los hechos— para reunirse con los altos cargos de la policía al mando de la investigación que incumbe a su hijo.
El padre no ha ido a ver a su hijo todavía, pero su llegada parece ser inminente y tendría lugar durante la primera semana septiembre. Si el actor se pronunciará ante las cámaras de televisión acerca del suceso como hizo su exmujer, es un misterio.