Pocas personas hay como Sergi López, que todo lo que tiene de bestia interpretativa lo tiene de persona comprometida que no tiene miedo de llamar a las cosas por su nombre y que alza la voz cuándo alguna cosa de su alrededor chirría. Actor mayúsculo, superlativo, uno de los mejores que tenemos en nuestra casa, todos los papeles que aborda tienen una veracidad, una verdad, que desarma. Brutal en la gran pantalla o encima de los escenarios, donde hizo una de las obras más personales, originales, divertidas y diferentes que servidor recuerda, Non solum, un monólogo absolutamente delicioso e hilarante. La filmografía del de Vilanova i la Geltrú es de traca, aquí o en Francia:  Pacifiction, Mediterráneo, La vampira de Barcelona, Rifkin's Festival, La boda de Rosa, Un día perfecto, El niño, Pa negre, Petit indi, Mapa de los sonidos de Tokyo, El laberinto del fauno, Harry un amigo que os quiere, El viento que arrasa, Mano de hierro y tantas otras.

López siempre ha dicho lo que piensa, sin paños calientes, y quien se dé por aludido, ya puede ir tomando nota. Como ahora, cuando en una entrevista en Radio Estel le han preguntado por su profesión, que tanto ama, y por aquella costumbre que hemos visto a menudo que hay muchos colegas de profesión que no se mojan en cuestiones políticas porque dicen que no les toca a ellos decir qué tienen que hacer los políticos. Exactamente le preguntan si "¿el teatro puede ser apolítico?". Y él lo tiene claro. Un "no" rotundo: "No... O sea, sí que puede serlo, pero es lo más facha que hay", y reproduce los lugares comunes que muchos utilizan: "'La política no nos interesa', 'Los futbolistas que no hablen de política', 'Las verduleras que se dediquen a vender verduras'... No, no: todo el mundo tiene que hablar de política, nos toca a todos. Los artistas, los creadores, nos tenemos que plantear que las cosas que hacemos no pueden ser inofensivas".

Aviso a navegantes, que razona: "Eso no quiere decir que tenga que ser todo radical, hay muchos colores, pero esta cosa de decir 'distraigámonos'... Solo distraigámonos es peligroso, porque estás distrayendo también a toda la gente de la extrema derecha, que también se distrae".

Impecable.