Por complicado que parezca, la ruptura sentimental de Gerard Piqué no es el fin del mundo para Shakira. Sí, la separación no es un tema agradable, hay mucho ruido a su alrededor y lo que está en juego es la felicidad, la tranquilidad y el futuro de los hijos de la pareja, Milan y Sasha. Pero es que además la cantante ha tenido que enfrentarse a un problema inesperado, grave y conmovedor: el estado de salud de su padre, William Mebarak, de 90 años. Hace un par de semanas, con el alboroto del caso a punto de reventar mediáticamente, William y Nidia Ripoll, su madre, se plantaron en Barcelona para apoyar a la artista. Y un golpe de mala suerte lo complicó absolutamente todo: el hombre se caía y se golpeaba la cabeza. Directos en el hospital.
Una visita a un centro médico de la zona de Tres Torres que se convirtió en una de las mentiras que han sobrevolado la crisis sentimental más impactante del año. Algunos medios aseguraron que la que necesitó atención médica fue la propia Shakira, hablando de un ataque de ansiedad, de llantos y de ambulancias, relacionándolo con los problemas con Piqué. La realidad, sin embargo, es que la víctima había sido William, un hecho que la colombiana se encargó de explicar en las redes sociales acabando con todo tipo de especulaciones.
El padre ya está en casa, en la famosa mansión que la pareja se construyó en una exclusiva zona de Esplugues de Llobregat. Parece que lo peor del accidente ya ha pasado y el hombre está fuera de peligro. Ahora bien, todavía hay secuelas y necesita rehabilitación. Y en eso se está esforzando con todas sus fuerzas su hija, como es natural. El vínculo de Shakira con sus padres es fortísimo, un amor infinito. Un afecto que se puede comprobar de forma inapelable y emocionante en el vídeo que ha colgado a sus redes sociales, realizando ejercicios de recuperación cognitiva con William. Shak le enseña unos carteles con diferentes palabras que el padre tiene que leer y repetir en voz alta. Ella lo anima, lo espolea, lo felicita. Hace llorar, como el agradecimiento que hace a sus incondicionales: "Gracias a todos por arroparnos con su inmenso cariño".
Shakira es pura energía y optimismo en casa con los suyos. También cuando la vemos ejerciendo de madre con los chiquillos, siempre participativa y atenta a todo lo que hacen. Gestos que buscan la normalidad tan deseada, pero que de vez en cuando se ven turbados por expresiones de preocupación y pena por la situación vital que está atravesando. Ayer pudimos ver alguna de estas imágenes cuando subía a su famosa furgoneta surfera conducida por su hermano y los reporteros le preguntaban si es cierto que quiere marcharse de Barcelona para instalarse en Miami. No dijo ni una palabra, claro, pero la cara pagaba.
Una mujer extraordinaria. Ojalá que no la perdamos nunca. En Miami podrá tener muchas cosas, pero el amor de Catalunya no lo encontrará en ningún otro lugar.