Si alguien no recuerda el caos previo a la boda entre Tamara Falcó e Íñigo Onieva es probable que haya estado viviendo bajo una piedra durante el último año. La marquesa de Griñón y el empresario habían anunciado a bombo y platillo que estaban enamoradísimos y que julio de 2023 era el mes perfecto para su enlace. Desgraciadamente, las señales del destino sobre que esta boda no acababa de ser la mejor de las opciones para la hija de Isabel Preysler fueron un constante.

Él le fue infiel y lo negó. Se acabó demostrando y quedó fatal. Ella no lo perdonaría nunca, ni en un nanosegundo en el metaverso. Coherencia not found, porque al final el amor triunfó. Ni siquiera cambiaron la fecha del evento después de la reconciliación más surrealista de la historia. El 8 de julio, la pareja se unía en matrimonio en El Rincón.

Las vacaciones interminables de los recién casados

¿Y cuál es el evidente paso posterior a una boda? La luna de miel no podía ser una cosa tranquila teniendo en consideración el poder adquisitivo de ambos, y eso que trabajar no es muy propio en su estilo de vida. Así pues, era obvio que no pasarían su luna de miel en Cullera ni en Caños de Meca. Ahora bien, quizás lo que nadie se esperaba es que sus vacaciones serían, probablemente, unas de las más largas que nunca se han conocido en el mundo de los famosos. De las más caras, también. No les fue suficiente una estancia millonaria durante más de treinta días en Sudáfrica y Zambia, durmiendo en los mejores alojamientos y probando los platos más exquisitos. Condiciones no aptas para el bolsillo de casi nadie de que, naturalmente, tampoco pudieron evitar hacer partícipes a sus seguidores en las redes sociales. Vídeos recopilatorios e instantáneas románticas emulando a Indiana Jones en pleno safari invadían sus perfiles.

Pero es que eso no lo es todo. Después de descansar muchísimo en estas interminables vacaciones, la 'socialité' fue pillada por los periodistas en su Madrid natal. La mejor parte es que, a la pregunta sobre qué haría ahora que ya habían puesto fin al viaje y estaban de vuelta en casa, ella lo tenía más que claro: más vacaciones. Al país africano lo siguieron unos días en París. Todo luce más austero —que ya es decir— hasta que recordamos que, más tarde, la luna de miel tenía una segunda parte: la Polinesia Francesa. Y rogamos calma si alguien ya estaba sufriendo porque no sabe si después tuvieron que conformarse con no hacer nada. El último destino estival de los recién casados fue el municipio de Sotogrande, el refugio de la élite en la costa de Cádiz. Un verano practicando su actividad preferida: no hacer nada.

Roma, el último destino de Tamara Falcó e Íñigo Onieva

Con el otoño llega la fresca, pero a ellos les da igual. Están totalmente decididos a simular que sus vacaciones son permanentes. Así lo demuestran las imágenes que publica en exclusiva la revista Semana, en la que se aprecia cómo los tortolitos han disfrutado recientemente de unos días en la Roma. Escapada a la capital italiana, con la familia de Onieva en esta ocasión, y se les ve muy acaramelados en las imágenes. Más libres, ya que quizás querían esconderse en esta ocasión y no hacerlo todo público. Eso o que este viaje no lo promociona a nadie y entonces no hacen falta fotografías en Instagram. Quién sabe. De acuerdo con la información que la publicación aporta, "se puede comprobar que la propia madre de Íñigo, Carolina Molas, en un momento dado, los mira con ternura". La suegra, al acecho.

Tamara e Íñigo se adoran más que antes. Que cuando él le puso los cuernos, queremos decir. Esperamos que no se casen. O sea, que no se cansen. Vaya lío.