Vivimos tiempos difíciles. Incluso, los pequeños placeres de la vida ya no son iguales. Una de las cosas que más a gusto vienen en este mundo, sencilla y al mismo tiempo, importantísima a la hora de disfrutar y relajarnos, a veces, se transforma en una cosa difícil de satisfacer. Y si no, que se lo pregunten al genial actor y cómico catalán Txabi Franquesa. El humorista, aparte de hacer desorinarnos con sus espectáculos, cuando sube encima de un escenario, también es de los que aprovecha la ocasión y denuncia en redes diferentes imágenes que ve a su alrededor.

Lo hizo, por ejemplo, hace unas semanas, con unas escaleras mecánicas permanentemente estropeadas en l'Hospitalet de Llobregat, después de siglos sin funcionar y que nadie ponga remedio: "1200 días desde que llegué a vivir a L'Hospitalet, y estas escaleras mecánicas sólo han funcionado 15 días de los 1200! ¡Todavía no les ha caído la cara de vergüenza! ¡Basta de excusas"!, lamentaba. Harto de prórrogas, harto de excusas y harto de inacción, "ahora ya les suda el papo, ponen el cartel sin fecha, ya no tienen ni intención de arreglarlo", se queja, pensando en la "muchas personas mayores que hay aquí y que tienen problemas de movilidad. Aquí tenéis las imágenes que lo demuestran".

A Franquesa lo hemos visto en infinidad de monólogos de Paramount Comedy y en programas como El club de la comediaSexe savi‘Noche sin tregua’, ‘Caiga quien caiga' o ‘Alguien tenía que decirlo’. También es uno de los habituales del Versió RAC1 de Toni Clapés y ha participado como actor en filmes como 'Ocho apellidos catalanes'; 'Dieta mediterránea' o series como 'Señoras del (h)AMPA', y en teatro, en obras como 'Cómicos de barra', 'Una boda feliz', 'Parlant amb  Franquesa', 'La cocina de los monólogos' y en uno de sus proyectos más especiales y personales, 'Escocía'. Vestido con una falda escocesa, es hilarante su espectáculo, donde juega mucho con el público y donde no tiene pelos en la lengua.

En Escocia, por cierto, son amantes de la buena cerveza. Igual que aquí. En Catalunya somos tierra de ir a tomar una cerveza a la que tenemos un rato libre. Solos o en compañía, es uno de los placeres de este mundo, ir a tomar una buena cervecita fresca, de aquellas que cuando te la traen, se te hace la boca agua. Cuántas conversaciones y momentos maravillosos se han vivido en la terracita de un bar con una cerveza de por medio. O, en su defecto, una clara, cerveza mezclada con limón. Con Fanta limón, Schweppes limón o alguna bebida similar. Una combinación perfecta que tiene muchos adeptos a la causa y que en diferentes partes del territorio recibe diferentes nomenclaturas. ¿Y qué le ha pasado al bueno de Txabi cuando ha ido a un local, un bar o restaurante de Catalunya, y ha pedido una cerveza con limón? Que lo que le han traído es una aberración, un invento del diablo, una verdadera tomadura de pelo. Como él mismo dice, "El drama de la hosteria actual. Te pides una cervecita con limón... Ahí lo llevas". La red alucina y también se lleva las manos a la cabeza:

...madre mía. Al paso que vamos, algún día pediremos un pan con tomate y nos traerán una rebanada con rodajas de tomate encima... Calla, que eso ya pasa.