Hoy, más que nunca, nos solidarizamos tanto, pero tanto con la actriz Victòria Pagès... La compadecemos. Nos ponemos en su piel y entendemos perfectamente qué es lo que le ha hecho subir la voz y verbalizar una desagradabilísima costumbre que muchos tienen. No nos dedicamos a la interpretación, como ella, pero sabemos de qué habla, porque desgraciadamente, lo que le ha pasado a ella pasa en muchos otros ámbitos. Pero vamos por partes.
La excelente actriz y dobladora catalana ahora está triunfando nuevamente en televisión con una serie magnífica que ha seducido a los espectadores de TV3 las noches del lunes. Ella es una de las intérpretes de la serie Moebius, donde una profesora de un instituto investiga por su cuenta el bullying y la muerte de uno de sus alumnos. Y Pagès hace el papel, precisamente, de la madre del chico difunto, convencida de que su hijo, desde el más allá, se quiere comunicar con ella. Un papel que hace sufrir, donde casi siempre la vemos llorando o triste, en las antípodas de cómo es ella, siempre riendo, siempre de buen humor.
Pero a pesar de su carácter afable, hay momentos del día que se le pone un rictus en la cara que no es el de alguien que está disfrutando. ¿Qué momentos? Cuando llega al trabajo, cuando está a punto de empezar una nueva jornada de rodaje, en estos días donde el termómetro se dispara. ¿Por qué? ¿Por el calor? No. En los platós de TV3 el aire acondicionado va a tope. ¿Por tener que madrugar antes de una larga jornada? Tampoco. Los actores y actrices están acostumbrados a horarios intempestivos. ¿Qué es lo que le irrita, pues? Los olores... O mejor dicho, los malos olores.
Peste a sudado. Y ver cuerpos sudados sólo empezar el día. Pagès pone un emoticono de rezo para que los interpelados se den por aludidos de una vez por todas sin tener que decírselo a las claras. Explica qué pasa a menudo estos días a más de 30 grados, cuando llega al trabajo. ¿Y qué pasa? Que "llega aquel momento tan bonito de los compañeros/as que llegan al trabajo en bici.....sudados de arriba abajo". Y por si queda alguna duda, lo remata con un explícito hashtag: "respetoolfativo".
No somos actores, pero nos lo hemos encontrado. Y seguro que muchos de los que están leyendo esta queja de Pagès. En la oficina, yendo en metro, en la fábrica, seguro que tienen compañeros y compañeras muy respetuosos con el medio ambiente, que en lugar de coger el coche o la moto van en bici, y así de paso, hacen deporte. Pero todo el respeto que tienen por el medio ambiente no lo tienen por las papilas olfativas de sus compañeros de mesa, de vagón o de cadena de montaje. O ponen duchas en los trabajos o basta de llegar a trabajar como si fuéramos Induráins.