Alguien tendría que parar las rotativas porque un fenómeno complicadísimo está sucediendo. Violeta se mea y no de la risa. Violeta Mangriñán, una de aquellas caras que no hay plató de Telecinco que no haya visitado desde que saltara a la fama por su paso por el extinto Mujeres y hombres y viceversa que ahora ha quedado reconvertida en una de las 'influencers' mejor cotizadas del Estado, atraviesa un momento vital verdaderamente agridulce. La parte buena está clara y ya la hemos recuperado a EN Blau en más de una ocasión, y es que está embarazada por segunda vez de Fabio Colloricchio —o Fabbio, como ahora se hace llamar artísticamente—, el argentino que le robó el corazón cuando pasaban penurias en los Cayos Cochinos de Honduras en la edición de 2019 de Supervivientes.
Después de dar a luz en la pequeña Gala el pasado 2022, y cuando la relación estaba completamente empañada por los constantes rumores de crisis, la extronista hacía público que espera su segunda niña, que se llamará Gia. Ahora bien, esta segunda vez viviendo las peripecias de la maternidad no está siendo nada fácil para la valenciana. Accidentada cuanto menos, vaya. Hace solo unos días que la 'instagrammer' compartía con su legión de más de dos millones de seguidores que había vivido un accidente de tráfico: "Nos hemos estampado contra un coche que salía de un garaje. Yo me he comido el asiento del copiloto, me duele la frente, la ojera, el abdomen por el tirón del cinturón". Un simple susto que, desgraciadamente, no la ha mantenido alejada de los centros médicos demasiado tiempo.
Poco después volvería a anunciar su presencia al hospital, pero con un motivo de todavía más peso si cabe. Como es habitual en ella, también hacía a todo el mundo partícipe del diagnóstico. Pero en este caso a través de su hermana Lila que exponía que "le han hecho pruebas y ha dado positivo en gripe A". Aunque estaba habiendo de lidiar con los efectos de unos accesos de fiebre altísimos, tranquilizaban asegurando que "me ha pedido que os diga que Gia está perfectamente". El último de los golpes de esta horrorosa racha fecha del pasado 26 de octubre, con imágenes en que volvíamos a verla postrada en una camilla.
"De vuelta en el hotel en el que nadie quisiera estar", empezaba, para después añadir la parte más impactante de todo el asunto: "Esta tarde me han vuelto las fiebres altas, pero esta vez he empezado a vomitar sin parar hasta el agua que bebía y me he orinado dos veces. Me muero de la vergüenza, pero es la realidad". Otra vez, ha querido calmar las masas aseverando que "Gia está bien" y, que si nada vuelve a fallar, el sábado le darán el alta.
Ella se lo toma con un optimismo cuestionable, y dice tener buenos récords porque fue aquí donde vivió un momento precioso: el nacimiento de su primera hija. Es curioso. Bromas y discrepancias en forma y contenido aparte, le deseamos que se recupere cuanto antes mejor de este aprieto.