La familia de Will Smith es de las más queridas por los norteamericanos. No sólo porque el actor y su mujer, la también actriz Jada Pinkett, lleven media vida juntos, sino porque son el típico ejemplo de familia bien avenida, con una muy buena relación entre los padres y los hijos, que a menudo aparecen juntos, no sólo en películas sino también en programas de televisión.

El último, el programa de facebook que tiene Pinkett, Table Talk, es decir, una mesa donde sentarse alrededor a hablar. ¿De qué? De todo. De sexo. También. O sobre todo. Después de explicar que estaba sufriendo una enfermedad que le provocaba calvicie, ante la lógica preocupación de su entorno familiar, ahora la mujer de Will Smith ha sorprendido a sus seguidores al mantener una conversación a tres bandas con su madre Adrienne y su hija adolescente Willow.

Tres generaciones de Pinkets hablando sobre sexo como quien habla de la última serie que han visto o de si prefieren los spaghetti a la carbonara o a la putanesca. Lo más sorprendente de la conversación han sido las afirmaciones en público de diferentes episodios sexuales de las diferentes mujeres del clan Smith. Sin ir más lejos, Willow ha confesado que su primera experiencia con el sexo la tuvo, indirectamente, gracias a sus padres. Vaya, que vio al protagonista de En busca de la felicidad estando muy feliz al lado de su mujer en el lecho conyugal. "¿Cuándo demonios nos viste a papa y a mí?", le pregunta su madre. "Fue en Utah. Llegué a casa y fui a la cocina a buscar un poco de zumo y os vi", dice Willow. La sed se le pasó de golpe. "Me fui corriendo. Pensé: 'Dios mío, ¿qué acabo de ver?".

Aunque la habitación no estaba muy iluminada, se le quedó grabado, cosa que admite que desconocía su madre. Entonces, Pinket habla sin ambages de su propia sexualidad. Y la revelación que hace es todavía más sorprendente: "mi abuela me introdujo en el mundo de la masturbación. Fue ella quien me habló sobre en qué consistía darse placer a uno mismo porque quería que supiera que era una cosa mía y que dependía de mí". ¿Qué pretendía la abuela con sus consejos? "Que comprendiera que si un hombre me daba placer, eso no significaba que fuera sólo gracias a lo que hacía él". Lo sorprendente, sin embargo, es que la receta de la yaya se la dio cuando ella tenía sólo... 9 años.

La mujer de Will Smith se lo tomó casi como un dogma, pero fue un paso más allá e hizo de la masturbación su razón de ser durante los años post-adolescentes. Durante su juventud, Pinkett tuvo adicción a los juguetes sexuales: "Si no tenía cinco orgasmos al día, no estaba satisfecha. Hasta que pensé: ¡'Basta!'". La mujer del príncipe de Bel-Air no vio hacer nada a sus hijos, pero sí que confesó que supo el día exacto en que perdieron la virginidad su hijo Jaden y su hijastro Trey: "Le miré un día en la cocina y supe que había tenido sexo". El chico se fue corriendo al baño y reconoció avergonzado que ya había sacado su smith a pasear.

No nos imaginamos de qué deben de hablar cuando se reúnen para comer los domingos.