Parece ser que la relación entre la infanta Elena y su hija, Victoria Federica, no atraviesa el mejor momento. Tal y como publicó el diario La Razón hace un mes, madre e hija mantienen algunas diferencias en la actualidad.
El motivo de estas rencillas radica en algunas de las decisiones que Victoria ha tomado en los últimos meses. Por ejemplo, la de dejar sus estudios para centrarse en su carrera como influencer. Un camino que no ha gustado a Elena que tomara su hija.
La tensión habría sido tan grande que ha llevado a medios como la revista Lecturas a publicar que Victoria Federica había dejado la vivienda familiar que tienen en el barrio del Niño Jesús para instalarse a vivir con su abuela, la reina emérita doña Sofía en el Palacio de la Zarzuela. Aunque cabe decir que esta información fue desmentida por varios medios, mientras que la propia Victoria aseguró que era “mentira”.
La pasión oculta de la infanta Elena
Quien sí abandona su hogar de vez en cuando para irse a Sevilla a disfrutar de una de sus aficiones ocultas es la infanta Elena. A la hija del rey emérito Juan Carlos I le encanta escaparse a la capital andaluza a disfrutar de sesiones de flamenco que se alargan hasta la madrugada. Aunque también le gusta irse de vez en cuando a algunos de los locales de flamenco más conocidos de la capital. Una pasión de toda la vida para la infanta que le ayuda a desconectar de todo y a recarga pilas para todo lo que le espera en la familia, especialmente con sus hijos.
Porque Victoria Federica no es la única que le da dolores de cabeza. Felipe Juan Froilán de Marichalar es una persona que suele copar portadas y artículos en muchos medios de papel cuché y programas del corazón.
Froilán hereda las pasiones de su madre
Después de haber sido noticia durante la pandemia por sus encuentros con amigos saltándose todas las restricciones del confinamiento, Froilán sigue disfrutando de sus fiestas hasta altas horas de la madrugada. No hay nada como no dar un palo al agua.
Recientemente Froilán fue visto disfrutando una vez más de la noche madrileña. Lo hizo con amigos en una actitud despreocupada y al margen de todo lo que ocurre en su casa. Una noche en la que demostró que ha heredado de su madre la pasión por el flamenco, pues Froilán y sus amigos acabaron en un tablao del centro de Madrid. En cualquier caso, cabe destacar que ya no está inmerso en las polémicas de las que formó parte en el pasado. Parece que está haciendo caso a las instrucciones que le han dado desde la Casa Real, donde le han pedido que intente pasar un poco más desapercibido.
No es la única pasión que ha heredado de su madre. Se conoce que a Froilán también le encantan las corridas de toros, a donde como su madre, suele acudir siempre que puede.