Malas noticias para Ana Obregón. Ayer por la noche conocíamos que no podría dar las Campanadas en TVE tras dar positivo en Covid. La cadena pública ha tenido que sustituirla de emergencia. Se pierde así una de las principales bazas que triunfó el año pasado. Cristina Pedroche ya arañó puntos a La 1 el pasado año y en esta ocasión, donde no solo será el vestido el protagonista sino también su pelo, puede eclipsarles con facilidad.
Ana Obregón pasa sus segundas Navidades sin Álex Lequio. El año pasado, por el reciente fallecimiento del joven, no quiso celebrarlas, aunque se subió a la Puerta del Sol para rendirle un homenaje. En esta ocasión las tendrá que pasar completamente sola en casa. Un duro golpe para Ana, quien tiene muy presente al amor de su vida. Además, este año tuvo que despedirse de su madre.
La presentadora comparte casi a diario momentos vividos con Álex y palabras desgarradoras que llegan al corazón. La bióloga hace todo lo posible para vivir del recuerdo, pero no caer. ”Su ejemplo hace que yo luche a diario para encontrar un motivo por el que volver a vivir sin él", ha asegurado en la revista 'Elle'. "Aless me enseñó a querer y cómo querer. Siempre insistía en que lo importante era estar con la gente que quieres, el tiempo que le dedicas", ha añadido.
Ana Obregón ha echado la vista atrás y ha recordado el duro momento en el que diagnosticaron la enfermedad a su hijo. Fue en 2018. "El día que nos comunicaron que estaba enfermo, entró en mi habitación y me preguntó: "Mamá, ¿me voy a morir?". Le juré por mi vida que iba a salvarse. Y no pude cumplirlo. Es algo que no me perdono", ha recordado la protagonista de 'Ana y los 7'.
A la madrileña le duele el corazón, pero nunca ha recurrido a los fármacos o a profesionales para soportar esta etapa de su vida. "Yo no quiero buscar ayuda externa ni tampoco tomar pastillas. Tengo que hacerlo sola y exteriorizar los sentimientos. Mi dolor es su dolor, él quería vivir. La tristeza me une a mi hijo, es lo que me sale. El día que Aless se fue, me morí”. Las redes sociales han sido una vía de escape para Ana, quién ha podido exteriorizar como se siente en cada momento. "Cuando el dolor me muerde, tengo que escribir y compartirlo. Mi cuenta de Instagram es la de un corazón desangrándose, sin Photoshop ni retoques. Recibo tanto cariño a cambio que me acaricia el alma".
Actualmente, la única ilusión que la mantiene a flote es mantener la Fundación que con tanta ilusión creó su hijo y que lleva su nombre. Con ella recauda todo el dinero posible para ayudar a erradicar el cáncer. "Somos el país que menos dinero invierte en esto porque se trata de un problema que no afecta directamente a la economía: ojalá se destinara al cáncer la misma cantidad de euros que a la vacuna del Covid”.