Vas a la panadería, está Sálvame. Vas a los juzgados, ahí están los paparazzis de Sálvame. Vas a la zapatería, Sálvame. Vas al Instituto de la Vivienda de Málaga, más Sálvame. Antonio David Flores no descansa tranquilo. Sus últimos pasos, precisamente estos: en busca de vivienda en el Instituto de Vivienda. El ex colaborador de Sálvame podría estar “solicitando una vivienda para personas sin recursos”. Estremecedor.
No es ningún secreto que la vida de Antonio David cambió de la noche a la mañana con la emisión de los primeros capítulos de la docuserie de su ex pareja Rocío Carrasco. Telecinco y ‘La Fábrica de la Tele’ lo fulminaron de buenas a primeras cuando se enteraron de las fuertes declaraciones de la hija de la más grande que dejaban a Antonio David como un maltratador. A raíz de allí, además de unas cuantas visitas a los juzgados para resolver algunos que otros pleitos o cuestiones prejudiciales, el padre de Ro Flores ha roto recientemente su vinculación sentimental con la que era su pareja en estos últimos tiempos. Olga Moreno y él se han separado y Antonio David ha quedado prácticamente en el olvido televisivo. Pobre y abandonado, ahora no le queda otra que buscarse la vida por su cuenta. Motivo por el cual ha acudido al Instituto de la Vivienda. Así lo revelaron en Sálvame.
Kiko Hernández fue el encargado de contar el bombazo. “Al final no tiene ingresos y no tiene donde caerse muerto, por mucho que haya ganado millones, ahora lo que cuenta para acceder a este tipo de vivienda es la actualidad”, revelaba el colaborador de Jorge Javier antes de dar más detalles sobre la enigmática y a la vez sorprendente visita del ex de Carrasco a dicho Instituto. Según Kiko, algunos testimonios que lo vieron ahí contaban que “nos quedamos helados” al reconocerle y que les pareció “muy extraño” que él estuviera allí.
¿Trato de privilegio?
“Es que encima le colaron y todo”, espeta indignada una de las testigos que presenciaron la escena. ¿Recibe Antonio David un trato de favor por ser quien es? Un debate controvertido del cual tampoco se sacará nada en claro. Eso sí, lo que es sorprendente es que, por un hecho u otro, el malagueño pueda saltarse colas públicas como quien se compra una pulsera EXPRESS en Portaventura para no tener que chupar una cola de hora y media en el Dragon Khan o en el Shambhala. Ahí puede haber gato encerrado…