Una de las noticias más notorias que se han conocido esta semana ha sido el cambio de las hipótesis en lo referente a la muerte de Mario Biondo, encontrado sin vida en la vivienda que compartía con su mujer, Raquel Sánchez Silva, en mayo de 2013. Fue hallado colgado de una estantería en una escena en la que todo daba a pensar que había sido un suicidio.
Sin embargo, dos informes presentados por la familia del fallecido apuntan a que las marcas que encontraron en su cuerpo eran indicios de que no había sido un suicidio, sino un asesinato. Y que todo habría sido dispuesto por los agresores para que pareciera que era Mario quien se había quitado la vida.
Giro radical en las investigaciones de la muerte de Mario Biondo
Con todo, el jugado de Palermo ha reabierto el caso para esclarecer qué es lo que ocurrió en realidad. Y no solo eso. Los padres de Mario quieren que el caso también se reabra en España, donde las investigaciones habrían sido bastante deficientes en su momento. Y aprovechando este giro en la investigación, moverán hilos para que así sea. La justicia italiana considera que se deberían haberse realizado escuchas telefónicas e investigaciones más profundas a las personas que podrían haber tenido contacto con Biondo horas antes de su muerte. De hecho, parece ser que varias personas se conectaron al WiFi de su casa aquella noche.
Asimismo, en caso de que haya sido un homicidio, queda claro que las personas que lo cometieron tenían la confianza de Mario, que les habría dejado entrar en su domicilio. Y es que no existen indicios de que se forzara la cerradura.
Según la madre de Biondo, los asesinos tenían las llaves de casa
En esta tesitura, la madre de Biondo, Santina d’Alessandro, asegura que las personas que lo mataron tenían las llaves de su casa. “No puedo dar los nombres de las personas que estaban allí, pero lo que está claro es que el asesino de mi hijo tenía llaves de casa”, apunta la mujer para el diario ABC, que aunque apunte que no puede dar nombres, siempre ha sospechado de su nuera, la presentadora Raquel Sánchez Silva. Como diría Carles Porta, todavía quedan capítulos por escribir en esta historia y son páginas de oscuridad.