Britney Spears al fin sonríe. Tras más de una década de control total por parte de su padre, por fin ha conseguido que deje de ser su tutor legal, y ha logrado que ella misma pueda tener su tutela. Para ella, una nueva vida comienza, lejos de las órdenes de su padre, y, también, de su madre, que, aunque estuviera a la sombra, nunca pensó en el bien de la cantante. Ni tampoco la hermana, Jamie Lynn. A los 39 años, la cantante y bailarina quiere empezar una vida desde cero. Y lo primero que hará será casarse.
Aún no se sabe la fecha exacta en la que contraerá matrimonio con Sam Asghari, su pareja desde hace ya un lustro. Pero está claro que será una celebración por todo lo alto, pues festejarán, no solo su unión nupcial, si no también, la libertad de la intérprete de ‘Toxic’. Y ya están comenzando los primeros preparativos, entre ellos, el vestido de boda que tiene previsto utilizar la norteamericana, madre de dos hijos.
Spears, que ya ha presumido de un anillo de compromiso de más de tres quilates, ha encargado la labor de diseñar su vestido de novia a Donatella Versace. Aunque en una publicación de Instagram posó con un traje rojo, Britney se encargó de asegurar que ese no era el elegido para desfilar hasta el altar. Tienen otro que se está preparando a fuego lento, y que, según los rumores, estaría valorado en un millón de dólares, aproximadamente.
Parece, por lo tanto, que la de Misisipi no quiere escatimar en gastos. Se ha pasado los últimos años sin poder controlar sus cuentas, y sin poder aprovechar la enorme fortuna que había conseguido con sus canciones, sus conciertos y sus promociones. Y, ahora que por fin tiene el poder de su dinero, quiere invertirlo en momentos que, para ella, merecen la pena. Y no hay discusión que su boda es uno de los eventos en los que puede sacar la billetera.
Será el tercer casamiento de Spears, que se casó por primera vez en 2003, con un amigo de la infancia, algo que pocos saben. Porque tan solo duraron 55 horas prometidos, antes de decidir separarse. Poco después, en 2004, volvió a dar el ‘sí quiero’, esta vez, a Kevin Frederline, un bailarín, con el que estuvo hasta 2007, y con el que tuvo sus dos hijos.
A ver cuanto aguanta con el joven iraní Sam Asghari, que es ‘personal trainer’.
Britney Spears no puede competir con Serena Williams
Para los que hayan quedado impresionados viendo el precio del vestido de Britney, es que no recuerdan lo que costó su vestimenta a Serena Williams. Porque la famosa tenista, que se casó en 2017, se presentó con una prenda diseñada por Sarah Burton para Alexandre McQueen, y que supuso una inversión de tres millones.
Es decir, el triple de lo que le ha costado a Spears el suyo.