A pesar de que Carlos III lleva más de setenta años conociendo todos los rincones del Buckingham Palace, el nuevo monarca no quiere vivir en él tras su ascenso al trono británico, rompiendo así con una tradición que data de 1837, cuando se convirtió en la residencia oficial de todos los soberanos británicos. Sin embargo, el rey aseguró que Buckingham seguirá siendo su sede operativa, pero no su hogar, dado que no cumple con las condiciones para adaptarse “al propósito del mundo moderno”, por lo que él y su esposa, Camilla Parker-Bowles, actual reina consorte, han decidido permanecer en ‘Clarence House’, la residencia en la que han vivido desde 2003.
De acuerdo con el diario birtánico ‘The Sunday Times’, algunas fuentes reales han asegurado que Carlos III y Camilla dividirán su estancia semanal en tres residencias. La primera de ellas será ‘Clarence House’, que seguirá siendo su vivienda principal al estar ubicada a tan solo 400 metros del Buckingham Palace, y en la que pasarán tres días de la semana. La segunda residencia será el Castillo de Windsor, en la que vivirán los días restantes de la semana. La tercera residencia, en la que disfrutarán un poco de su tiempo libre los fines de semana, será la finca de Sandringham, situada en Norfolk, a unas tres horas al noreste de Londres. Esta última residencia es la más especial de todas, dado que era el lugar elegido por la reina Isabel II para pasar la Navidad, una tradición que inició el abuelo de Carlos III, el rey Jorge VI. A esta lista se le podría sumar ‘Highgrove House’, una residencia privada ubicada en Gloucestershire, y que fue adquirida por el entonces príncipe Carlos en 1980.
Carlos III no quiere mudarse al Buckingham Palace al considerarlo como un lugar poco moderno
“Él [Carlos III] no lo ve como un futuro hogar viable ni como una casa que se ajuste al propósito en el mundo moderno. Siente que su mantenimiento, tanto desde el punto de vista económico como medioambiental, no es sostenible”, indicó una fuente al ‘The New York Post’. Además, el famoso Palacio de Buckingham se encuentra a mitad de un importante proyecto de reformas y remodelación que está muy atrasado, puesto que se espera que pueda completarse dentro de cinco años, en 2027. Esta serie de reformas tendrán un valor aproximado de 369 millones de libras esterlinas (440 millones de euros), y estará financiado por los contribuyentes. Debido a que esta será la primera gran remodelación desde la Segunda Guerra Mundial, se tendrá que reemplazar todo el cableado, los ductos, la calefacción y el sistema de tuberías. Este proyecto inició en 2015 con un presupuesto de 210 millones de euros, pero siete años más tarde aún no se ha terminado y el presupuesto inicial se ha duplicado.
No obstante, Carlos III está interesado en que se culminen rápidamente porque quiere abrir el Palacio al público. "Reconoce que tiene que seguir evolucionando, y que en la era moderna la gente quiere poder acceder a sus palacios. Él acepta eso y los ve como lugares públicos más que como espacios privados", informó la fuente.