Para muchos, Camila Parker Bowles es “la reina que nunca debió ser”, dado que fue mundialmente conocida por ser la amante del futuro heredero de la Corona británica. Ahora, tras el fallecimiento de Isabel II, y con su debido consentimiento, la némesis de Lady Di está a muy pocos meses de coronarse como reina consorte del Reino Unido en una ceremonia multitudinaria en la Abadía de Westminster. Para este nuevo rol, la oficina de comunicación de los reyes ha puesto en marcha una estrategia comunicacional para que Camila pueda ganar un poco más de popularidad entre los ciudadanos británicos, por lo que le han sugerido un cambio de look para refrescar su imagen, cambiándose algunos rasgos de la cara con la ayuda de un cirujano plástico y también mejorado la apariencia de sus dientes, según reveló Bertrand Meyer-Stabley en su libro «Majesty”
De acuerdo con el mencionado autor, Camila Parker Bowles se ha sometido a varios “peelings y tratamientos con láser para borrar sus patas de gallo, así como las líneas finas alrededor de sus labios, comúnmente llamadas código de barras”, y varias sesiones de inyecciones de bótox para disminuir las “arrugas de expresión de la frente”. Además, también se habría sometido a un procedimiento de blanqueamiento y realineado dental, con un costo aproximado de 10.000 libras esterlinas (unos 11.600 euros).
Ha sido el propio Carlos III que ha animado a su esposa para que se sometiera a dichos procedimientos estéticos, dado que él “no habría tenido reparos en seguir las recomendaciones de sus expertos de comunicación y en animar a su esposa a mejorar su imagen para estar a la altura de los estándares que se esperan de un miembro de la Familia Real”, señaló Mayer-Stabley, revelando que Camila Parker Bowles gastó “en seis meses, una suma astronómica” para mejorar su apariencia.
Cambio de estilo de Camila Parker Bowles
Además de los cambios en su cara y en sus dientes, la reina consorte Camila también ha experimentado algunos cambios con relación a su estilo a la hora de vestir, así que ha dejado atrás sus características “botas de campo rústicas y sus clásicos pantalones de tweed sin forma”, reemplazándolos por “trajes de alta costura y vestidos ajustados de Valentino”. El autor afirma que este cambio en su forma de vestir inició después de “perder dos tallas de ropa bajo la supervisión de una reconocida dietista”.
Asimismo, la segunda esposa de Carlos III ha querido refrescar su imagen con un nuevo estilo de pelo, cambiando su icónica melena “shagg” sobre los hombros y con flequillo semiabierto, por un corte bob, muy en tendencia, que ha rejuvenecido su estilo. Ahora, Camila luce una melena más corta en las capas delanteras del pelo, puntas desfiladas para dar volumen y su mismo flequillo cortina que se ha convertido en su sello personal. También se ha teñido el pelo de un color rubio vainilla muy luminoso que se entremezcla con sus canas, consiguiendo unos reflejos blanquecinos que aportan un poco más de luz a su melena.