El pasado 8 de septiembre Isabel II falleció a sus 96 años en su castillo de Balmoral. De acuerdo con un comunicado de la familia real británica, su muerte fue causada por la “vejez”. Sin embargo, casi tres meses después ha trascendido que el verdadero motivo fue un cáncer del que está prohibido hablar.
La información la dio a conocer Gyles Branreth, amigo cercano del príncipe Felipe, en su libro Elizabeth: Intimate Portrait. "Había oído que la Reina tenía una forma de mieloma, cáncer de médula ósea, lo que explicaría su cansancio y pérdida de peso y esos 'problemas de movilidad' que a menudo nos preocupaban", reza un fragmento de la biografía.
El texto explica que "el síntoma más común del mieloma es el dolor óseo, especialmente en la pelvis y la parte baja de la espalda, y el mieloma múltiple es una enfermedad que suele afectar a los ancianos".
Sin embargo, asegura que la reina Isabel II habría aceptado su realidad "de buen agrado", aunque sabía que su tiempo era limitado.
Tiempos difíciles para Isabel II
Por otro lado, Branreth también relata la forma en cómo le afectó a la monarca la muerte de su marido Felipe, el duque de Edimburgo, en 2021. La madre de Carlos III era de la opinión de "mantenerse ocupado ayuda", hasta que en otoño del año pasado sintió "un bajón de energía" y sus médicos le aconsejaron que redujera sus compromisos, reseña Informalia en su sitio web.
La reina no se separó para nada de su esposo antes de que falleciera, pese a que no estaba con él en el momento de su fallecimiento. Brandreth dice que todo ocurrió tan rápido que el personal del palacio no pudo despertar a la reina a tiempo. Y a pesar de su dolor, vio que era su "deber cristiano" continuar y dijo: "La vida continúa. Tiene que continuar", recoge Sipse.
Asimismo, cuando la reina se sintió más débil, llenó su tiempo viendo el drama de la BBC Line of Duty, afirma el biógrafo. "Mi esposo ciertamente no lo habría aprobado", se dice que comentó.
Otro de los difíciles momentos que tuvo que experimentar la reina durante estos últimos años fue “despedir” al príncipe Andrés por su vinculación con el caso Epstein. Según lo escrito en el libro, después de que su hijo le contara su versión sobre este caso, Isabel II le dijo la siguiente palabra: "Interesante".
En ese sentido, Brandreth señala que la reina siguió confiando en su Andrés, pero fue contundente al decidir que debía abandonar sus funciones públicas.
Otros detalles revelados en la biografía
Según el biógrafo, una de las últimas alegrías de la reina Isabel II la vivió grabando la divertida merienda con el oso Paddington que se emitió durante su Jubileo de Platino. Lo describió como un momento “muy divertido”. Y estaba encantada de que todos lo mantuvieran en secreto hasta que se mostró en el concierto, diciendo: "Eso fue encantador", señala The Sun.
También cuenta que tenía un móvil personal desde el que mandaba y recibía mensajes, aunque se encargaba de que sus nietos no lo usaran en la mesa por ningún motivo.