Durante sus más de 70 años como príncipe heredero de la Corona británica, al rey Carlos III se le conoció como ‘el príncipe mimado’, dado que suele requerir del servicio de sus mayordomos reales para casi todas sus actividades diarias: desde cepillarse los dientes hasta que el planchado de los cordones de sus zapatos. Asimismo, el nuevo monarca británico tiene varias manías muy interesantes a la hora de comer, pero hay una tan extrema que ha enloquecido a su personal de servicio durante años.

De acuerdo con algunas fuentes cercanas a la realeza, el rey Carlos III come galletas de avena con queso o de mantequilla con patatas y granos de cereales todos los días al terminar cada comida. Esto en sí no es para nada extraño, salvo por la temperatura exacta en la que deben estar cada una de estas galletas para que el rey pueda comerlas a gusto. En el caso de que algunas de estas galletas se enfríen un poco, dado que le gusta comerlas calientes (no tanto como recién salidas del horno, pero tampoco tibias), “el personal de servicio mantiene una sartén encendida para calentar las galletas, solo para asegurarse de que estén lo suficientemente calientes para su gusto”, de acuerdo con ‘Insider’.

Además, el rey Carlos III no viaja a ningún lugar sin un tupper especial en el que transporta sus 6 tipos de miel favoritos, dado que no le gusta para nada el azúcar ni la mayoría de los alimentos dulces (de hecho, odia el chocolate), pero sí es un gran apasionado de las mieles de excelente calidad, orgánicas y producidas en las colmenas pertenecientes a la Familia Real. De acuerdo con Graham Newbould, antiguo personal de servicio de la Familia Real, el desayuno diario del monarca suele consistir, además de las mieles que acompaña con muesli y frutos secos, en un bol con frutas frescas, jugo de frutas y pan casero.

Carlos III y sus excentricidades a la hora de comer

Según el documental ‘Secrets of the Royal Kitchen’, uno de los chefs de la Casa Real, Darren McGrady, contó que siempre le enviaba al actual rey dos ciruelas en el desayuno, pero él siempre comía una y devolvía otra. Viendo esto, el chef asumió que el monarca solo quería una pieza de fruta, por lo que tomó la decisión de enviar una sola ciruela en una ocasión. Inmediatamente, McGrady recibió un llamado del entonces príncipe de Gales en el que le indicó que le siguiera enviando dos ciruelas. De esta manera, el chef siguió enviando dos piezas de fruta cada mañana, solo para que el monarca pudiera elegir una de ellas, devolviéndo la otra.

Además, como buen inglés, el rey Carlos III prefiere el té antes que el café, aunque sigue siendo muy particular a la hora de tomar su té. Según algunas fuentes, el primogénito de la fallecida reina Isabel II tiene una serie de reglas para cada té consumido por él, dado que cada uno se endulza de manera diferente, e incluso la ubicación del mango de la taza y la cuchara deben estar alineadas de la misma manera todos los días.