Pintar acuarelas es una de las grandes pasiones del príncipe Carlos de Inglaterra, que le ha generado jugosos ingresos que superan los 7 millones de euros, y han sido destinados a causas benéficas. Las obras del heredero de la Corona Británica están siendo presentadas en una exposición de la capilla de Garrison de Londres hasta el próximo 14 de febrero.
Se trata de la primera exposición completa de su obra pictórica, y en ella se incluyen vistas preciosas de escenas escocesas, francesas y del continente africano, entre otras. Carlos de Inglaterra eligió personalmente las 79 acuarelas de la muestra, organizada por lugares y países. Desde hace casi 50 años, el príncipe pinta al aire libre en sus lugares favoritos de Inglaterra y Escocia. Sus viajes son también una fuente constante de inspiración, desde Suiza hasta Tanzania, pasando por Francia y Grecia. En la exposición hay secciones de acuarelas dedicadas a las montañas de Escocia, los paisajes de Tanzania y los campos de la Provenza francesa.
El príncipe de Gales explica que se interesó por las acuarelas por primera vez cuando descubrió que la fotografía le resultaba “muy poco satisfactoria”. “Yo sencillamente, sentí una necesidad abrumadora de expresar lo que veía haciendo uso de las acuarelas y de tratar de transmitir esa sensación ‘interna’, por así decirlo, mediante la textura; algo imposible de conseguir con la fotografía”, dijo Carlos de Inglaterra.
Agregó que la primera vez que utilizó un pincel supo que lo suyo no era precisamente un talento innato. “Al pensar en aquellos primeros bocetos me horroriza lo malos que son. No obstante, lo bueno de la pintura es que a través de ella haces tu propia interpretación individual de cualquier paisaje que hayas escogido”, señaló.
Carlos de Inglaterra agrega que pintar acuarelas es una pasión que le transporta a otras dimensiones y le ayuda a “revitalizar partes del alma que no alcanzan otras actividades”, por eso prefiere la pintura antes que la fotografía, que es la principal afición artística de su madre, la reina Isabel II. “Como te obliga a sentarte y observar atentamente el sujeto seleccionado, descubres mucho más sobre él que simplemente apuntando una cámara y llegando a un resultado que probablemente sea casi idéntico a la fotografía de otra persona. Todo requiere de mucha concentración y, en consecuencia, es uno de los ejercicios más relajantes y terapéuticos que conozco”, explicó.
El heredero británico ha encontrado tiempo para pintar 680 acuarelas, a veces firmadas como A.G. Carrick, seudónimo creado a partir de las iniciales de dos de sus otros nombres de pila, Arturo y Jorge, y de su título de conde de Carrick. Cincuenta de las acuarelas del hijo mayor de la reina Isabel II ya fueron expuestas en el Palacio de Hampton Court en 1998 con motivo de su 50 cumpleaños, y otras 30 por la Galería Nacional de Australia en 2018, cuando cumplió 70 años. Desde el año 2019, ocupado con sus deberes reales, el príncipe Carlos de Inglaterra ha tenido poco tiempo para las acuarelas, sin embargo, el éxito de sus ventas es indiscutible.