Carlota Corredera lleva vinculada a ‘Sálvame’ desde sus inicios hace 12 años. Siempre ha trabajado en televisión, lo que ella se ha escondido tras las cámaras. Nunca se atrevió a dar el paso delante de ellas. Con la ausencia de Jorge Javier Vázquez por sus otros compromisos profesionales y sus giras de teatro, así como el mismo caso para Paz Padilla. La dirección del programa le ofreció la posibilidad a la gallega de pasar de directora del ‘Deluxe’ a presentadora del diario. Probó suerte y funcionó. Aunque su trabajo siempre se ha puesto en tela de juicio en redes sociales, la presentadora se mantiene al pie del cañón.
Sin embargo, como otros colaboradores guarda su vida privada a buen recaudo. Intenta ser muy discreta. Hemos seguido la pista de Carlota Corredera durante todos estos años y hemos visto una sorprendente evolución. Desde que pisó ‘Sálvame’ se propuso dar un cambio radical a su imagen con una importante perdida de peso que consiguió gracias a varios especialistas y mucho esfuerzo.
El duro revés en la vida de la presentadora: su padre y su hermano
En su libro ‘Tú también puedes’ explicó algunos de los problemas familiares que le llevaron a refugiarse en la comida. "La enfermedad de mi padre justo después de llegar a Santiago para estudiar Periodismo fue un terremoto devastador que sacudió mi mundo", dijo. En el libro explica que la comida le ayudó a "sobrellevar el miedo y el dolor”.
Tan solo tenía 18 años cuando a su padre le diagnosticaron pólipos en el colon, algo que no tenía muy buena pinta. El padre de Carlota luchó durante los siguientes dos años hasta que la enfermedad le ganó la batalla. La viguesa explicó que aquella pérdida "nos dejó más que huérfanos. Nos quedamos sin guía, sin brújula, sin nuestro héroe". Tenían la certeza de que "saldría adelante, en que se curaría".
Sin embargo, no es el único duro golpe que vivió en su vida. Tuvo que hacer frente al fallecimiento de su hermano Fernando, quién murió con tan solo 18 años a causa de un accidente de moto. Esto sucedió tan solo un año después de la muerte de su madre y se vio ahogada en un pozo de tristeza. "Fue tan inmensa e insoportable la tristeza, que pensé de verdad que era nuestro final", señala. Pensaba que "nunca saldríamos del pozo negro en el que nos habíamos quedado”.
Aunque es un episodio desgarrador, cuenta que su madre fue la primera que se puso las pilas para seguir viviendo y les animó a ellos. Al día siguiente de esparcir las cenizas en la ría de Vigo empezaron de cero quedándose solo con el recuerdo y olvidando el duro año por el que habían pasado. "Mi madre levantó la persiana de su habitación y nos dijo a sus hijos que había que seguir viviendo por nosotros, por ellos", apunta.