Desde el 23 de enero de 1999, Carolina de Mónaco y Ernesto de Hannover son oficialmente marido y mujer, sin embargo, es de conocimiento público que el matrimonio está separado desde hace más de una década, aunque no se han divorciado por una razón en particular: su hijo Ernesto Jr, heredero de los títulos y propiedades.
Hace años la expareja llegó a un pacto para proteger el patrimonio familiar y, esta es la razón por la que el divorcio hasta ahora nunca ha sido una opción. De acuerdo con la revista Bunte, que el matrimonio exista oficialmente impediría que Ernesto de Hannover pudiera designar a otro heredero en caso de tener un hijo con otra esposa.
En ese sentido, según está estipulado y regula la Ley de la Cámara de 1836, tanto las propiedades como el título irían a parar a manos de Ernesto Jr., dado que al ser el mayor es el heredero natural.
Pero para que este traspaso se haga oficial, el padre debe dar su consentimiento para el matrimonio del heredero. Algo que no sucedió en su momento, como tampoco lo hizo con su otro hijo, Christian, y que el alemán podría usar en contra de sus hijos para que no recibieran la herencia.
Sacrificios de Carolina de Mónaco
Entonces, según 20 Minutos, la estrategia de Carolina para evitar que haya otro heredero es no divorciarse, y que Ernesto de Hannover no pueda casarse con su actual pareja, Claudia Stilianopoulos, hija de la recordada Pitita Ridruego.
Podemos decir que Carolina de Mónaco hace un doble sacrificio tanto por Ernesto Jr. Como por Christian. En primer lugar, porque hace todo esto a pesar de no ser sus hijos biológicos: ellos son fruto del primer matrimonio del príncipe alemán, con la suiza Chantal Hochuli.Y en segundo, porque no soporta ver cómo ha degenerado la figura de Ernesto de Hannover, que no ha cesado de acumular multas, detenciones, órdenes de alejamiento y diversos altercados aireados por la prensa que han manchado el nombre de la casa, recoge el medio ya mencionado.
Las turbias polémicas de Ernesto de Hannover
Ernesto Augusto V de Hannover, a sus 68 años, está al borde del colapso crematístico tras una serie de malas decisiones que, sin embargo, van en consonancia con su carácter. Tras sus problemas de salud -fue operado en 2019 de un tumor en el cuello- y las clínicas de desintoxicación -de la última, obligada por una orden judicial, se escapó para beberse unas cervezas en Ibiza-.
Pero no solo eso, la vida de Ernesto consta de un historial del que probablemente nadie estaría orgulloso, ha estado envuelto en multas, detenciones, órdenes de alejamiento, diversos altercados... La ristra de polémicas y vandalismo fruto de sus excesos son una constante en su biografía. Solo hay que recordar que no asistió a la boda de los reyes de España, Felipe VI y Letizia, porque el día anterior se había cogido una borrachera en Madrid que con la resaca no era capaz ni de levantarse de la cama.