Desde su boda con el príncipe Alberto II en 2011, la princesa Charlene y su cuñada, Carolina de Mónaco, han estado en constante conflicto. La hija mayor del príncipe Rainiero y Grace Kelly nunca aceptó a la ex nadadora sudafricana y ha hecho lo imposible por opacarla en el Principado, convirtiéndose en una especie de “primera dama” honoraria al suplantar a Charlene de todas sus funciones mientras estuvo fuera de Mónaco. Sin embargo, tras haber luchado contra una enfermedad que casi le cuesta la vida y haber estado recluida en una clínica de salud mental, Charlene ha decidido retomar sus funciones dentro del principado. Esto ha revivido el enfrentamiento entre ellas por el poder en el Principado, dado que, si Charlene no hubiera dado a luz a Jacques y Gabriella, el trono le hubiese pertenecido al hijo mayor de Carolina de Mónaco, Andrea Casiraghi.
De acuerdo con la constitución del Principado de Mónaco, los derechos dinásticos son transmitidos en orden de primogenitura, teniendo preferencia por los herederos varones sobre las mujeres en el mismo grado de parentesco. Es decir, si Alberto II no hubiese tenido descendientes legítimos, la sucesión recaería sobre sus hermanos, Carolina y Estefanía, en orden de primogenitura y con preferencia del varón, y los hijos de estos. Por ende, el trono lo heredaría Carolina y luego su hijo mayor, el primer varón de los sobrinos de Alberto II, dado que los primeros dos hijos que tuvo el príncipe antes de casarse con Charlene no son legítimos.
Sin embargo, los planes de Carolina de Mónaco se vieron truncados por el nacimiento de los mellizos de Charlene y Alberto en 2014, aumentando la tensión y la guerra silenciosa entre ellas, por lo que de nada le sirvió casarse con Ernesto de Hannover y convertirse en la princesa con más vínculos reales de Mónaco, ya que la ex nadadora olímpica nunca le cederá su lugar dentro del Palacio Grimaldi.
Charlene y Carolina: las dos caras de la moneda en Mónaco
Cuando la ex deportista se casó con Alberto de Mónaco, algunos medios afirmaron que Charlene intentó huir de la boda, pero fue descubierta y tuvo que cumplir con el contrato matrimonial que había firmado previamente. Por su parte, la princesa Carolina se ha casado tres veces: la primera por rebeldía con Philippe Junot; la segunda por amor con Stéfano Casiraghi; y la tercera para crear una alianza con el reino de Hannover al casarse con Ernesto de Hannover, de quien está separada desde 2009, aunque nunca oficializaron su divorcio.
Asimismo, Charlene no suele estar muy presente en sus compromisos oficiales en el Palacio, por lo que prefiere realizar sus actividades en África y enfocarse en ayudar a los niños menos favorecidos del continente en el que nació, mientras que Carolina de Mónaco ha hecho de todo dentro del Principado, es embajadora de Buena Voluntad de la UNESCO y la creadora del Baile de la Rosa, el evento más emblemático de Mónaco al reunir a una gran cantidad de aristócratas, celebridades y miembros de la realeza.