Los rumores de infidelidades siempre han sido muy comunes dentro de la realeza europea. Sin embargo, Carolina de Mónaco terminó convirtiéndose en la princesa con más infidelidades de toda Europa, cumpliéndose así la supuesta ‘maldición Grimaldi’, aquella que dice que ningún miembro de la Familia Real monegasca será feliz en su matrimonio. Durante su juventud, la primogénita del príncipe Rainiero y Grace Kelly era considerada como una de las royals más hermosas de su generación. Una gran cantidad de aristócratas y miembros de las Casas Reales más importantes del mundo estaban interesados en ella, incluyendo el entonces príncipe Carlos, el soltero más codiciado del Reino Unido en la década de los 70. No obstante, la princesa solo le prestó atención a un solo hombre, el ‘playboy’ Phillipe Junot.
Como era de esperarse, a los padres de Carolina no les agradó la idea de que su hija se casara con un hombre 17 años mayor que ella, pero tuvieron que aceptar esta unión para evitar los escándalos, dado que las imágenes de Carolina y Junot juntos en un barco ya le habían dado la vuelta al mundo. El 29 de junio de 1978 se casaron en una ceremonia realizada en el Palacio Grimaldi, pero este matrimonio estaba condenado al fracaso debido a las infidelidades de su marido.
Para nadie era un secreto que a Phillipe Junot le fascinaba estar rodeado de mujeres, a pesar de ser un hombre ‘felizmente casado’. En julio de 1980, dos años después de su boda con la princesa Carolina, salieron a la luz una serie de imágenes en las que se veía al famoso capitalista de riesgo en compañía de una atractiva mujer llamada Giannina Faccio. Desde ese momento, los Grimaldi desterraron a Junot de Mónaco, así que ya más nunca volvió a aparecer en los eventos oficiales de la familia de su mujer, de la que se divorciaría ese mismo año.
Carolina de Mónaco: de amante a esposa
Tras haber superado la muerte de su gran amor, Stéfano Casiraghi, quien perdió la vida en un accidente náutico en 1990, Carolina de Mónaco se refugió en los brazos de Ernesto de Hannover, el marido de una de sus mejores amigas, Chantal Hochuli. Después del escándalo que se generó cuando se filtró que Carolina y Ernesto se habían hospedado juntos en un hotel en Tailandia, el heredero de la Casa de Hannover se divorció de su primera esposa, formalizando su relación con Carolina de Mónaco en 1996. Tres años después, la pareja se casó y tuvieron a su hija Alexandra. Sin embargo, el abuso de alcohol, las conductas violentas y las constantes infidelidades de Hannover fueron los responsables de la ruptura del tercer matrimonio de la hermana mayor del príncipe Alberto.
Así, una de las princesas más hermosas y elegantes del mundo terminó viviendo sola en su residencia oficial en Mónaco Ville, un pueblo de 2.000 habitantes en el que ha encontrado la paz que nunca tuvo en sus tres matrimonios, marcados por las infidelidades, la muerte y los excesos.