Bill Gates es uno de los hombres más ricos y poderosos del planeta. El patrimonio del cofundador de Microsoft supera los 95.000 millones de dólares, y es la segunda persona más rica de Estados Unidos, siendo solamente superado por Jeff Bezos, propietario de Amazon. Ambos residen en Washington, donde tienen mansiones de auténtico lujo, y, en el caso del primero, su hogar tuvo un coste de 63 millones, y tardó más de siete años en estar acabado.

Gates se gastó una cantidad de dinero impresionante, aunque sus bolsillos no lo notaron, para hacerse una casa espectacular en Medina, Seattle, y que replica el hogar ficticio de Charles Foster Kane en ‘Ciudadano Kane’. Esa es la razón por la que ha recibido el nombre de Xanada 2.0. Ahora mismo, su valor ya supera los 127 millones, y eso se debe a las increíbles extravagancias que tiene en el interior y en el exterior. Comenzando por las siete habitaciones y los 18 baños que tiene.

Mansión de Bill Gates/ Agencia

Fueron necesarios más de mil metros cúbicos de madera de abetos de Douglas de 500 años, y 300 obreros y 100 electricistas para construirla. Todas las salas de las habitaciones tienen altavoces detrás de las paredes para poner música ambiente, y se puede controlar la iluminación y la temperatura mediante sensores. El diseño de las paredes también se puede modificar con un solo botón, gracias a unas pantallas de ordenadores valoradas en 80.000 dólares.

La increíble piscina que tiene en el exterior no se queda atrás, y tiene un tamaño de 18 metros. Está en su propio edificio, separado de la casa, y ocupa más de 300m. En la piscina se puede nadar bajo una pared de cristal que conduce a una terraza, y hay vestuario con cuatro duchas y dos baños. Otros ‘caprichos’ son una habitación con una cama elástica, con un techo a seis metros de alto, instalaciones para hacer ejercicio, que ocupan 200 metros, y tienen sauna, baño de vapor y vestuarios, y un hall que puede acoger a más de 200 personas.

Mansión de Bill Gates/ Agencia

Por último, tampoco puede falta un cine privado para 20 personas, con asientos de lujo, y un garaje en el que caben 23 coches, además de un arroyo artificial lleno de peces.

Gates no escatimó en gastos ni en ideas.