Después de varios meses ausente de los compromisos oficiales del Principado, la princesa Charlene de Mónaco ha retomado, casi por completo, el ritmo habitual de su agenda. El pasado mes de junio, la esposa del príncipe Alberto II viajó a Noruega y recientemente se trasladó al Vaticano, junto a su marido, para reunirse con el papa Francisco en la Santa Sede. A pesar de que el encuentro entre ellos fue muy amigable y cordial, a tal punto de que el Sumo Pontífice logró hacer reír a Charlene, algo muy poco visto en los últimos días, lo cierto es que lo que más ha llamado la atención ha sido la renuncia de la princesa al 'privilége du blanc' -privilegio de blanco-, un derecho que solo tienen menos de diez mujeres en el mundo. De esta manera, los especialistas en Casas Reales han asegurado que esto se trata de una nueva rebeldía de parte de la consorte monegasca.
Los príncipes arribaron al Vaticano en horas de la mañana y allí fueron recibidos por la representativa Guardia Suiza y por uno de los representantes del dicasterio de la Curia Romana. En ese momento, los príncipes fueron fotografiados antes de reunirse con el papa Francisco y todos se sorprendieron al ver que Charlene iba completamente vestida de negro y no de blanco, tal como lo suelen hacer las pocas mujeres en el mundo que tienen el ‘privilegio blanco’, un derecho que se le otorga, exclusivamente, a reinas o consortes de países que ejercen la religión católica, tales como doña Letizia y doña Sofía de España, Paola y Matilde de Bélgica, la gran duquesa María Teresa de Luxemburgo y la princesa Charlene de Mónaco, derecho que obtuvo el 2 de julio de 2022, cuando se casó en una ceremonia eclesiástica con el príncipe Alberto. Sin embargo, ella prefirió ir de negro, el color obligatorio para presentarse ante el papa para cualquier mujer que no se encuentra dentro del exclusivo grupo del ‘privilége du blanc’.
Charlene renunció a su privilegio para evitar las mismas críticas que recibió su antecesora, Grace Kelly
Aunque el ‘privilegio de blanco’ les da la opción a las principales monarcas católicas de ir vestidas de blanco para presentarse ante el Santo Padre, lo cierto es que esto no es una norma que deba ser acatada a cabalidad, dado que el Vaticano lo deja a libre elección. No obstante, la princesa Grace recibió muchas críticas por asistir a una reunión con el Sumo Pontífice vestida de blanco, por lo que se decantó por siempre ir de negro en sus visitas posteriores. Este sería el verdadero motivo por el que Charlene ha decidido seguir el ejemplo de Grace Kelly para evitar críticas que puedan perjudicar su estabilidad emocional.
Para esta visita, la princesa eligió un vestido con escote palabra de honor y falda evasé con detalles de tul semitransparente, creado por el diseñador sudafricano Terrence Bray. Para complementar el look, la princesa eligió unos stilettos nude de Louis Vuitton, rompiendo con la norma de usar zapatos negros si se usa el vestido negro, una mantilla de encaje negra sobre su cabeza y un rosario con una cruz que llevó a modo de collar.