Charlene de Mónaco ha reaparecido tras más de un año de ausencia. La princesa marchó a Sudáfrica por compromisos profesionales y tuvo que alargar su estancia por una infección en nariz y oído por la que tuvo que ser intervenida. Sin embargo, después ingresó en una clínica de su país de origen para superar su adicción a los somníferos. Se habló de una fuerte depresión. Aunque nunca se ha confirmado por parte de los protagonistas, Charlene nunca ha sido feliz al lado de Alberto de Mónaco. La nadadora se casó por obligación y tuvo hijos por contrato.
Ahora ha vuelto, pero de nuevo ha desaparecido. La semana pasada los niños acudieron a Disneyland París sin ella, solo con su padre. Charlene siempre muestra tristeza en su rostro, frialdad. No tiene ningún gesto de afecto con el príncipe, y poco con sus hijos. La sudafricana tiene planes de marcharse a Suecia, pero Alberto le ha pedido que mantenga su agenda de compromisos profesionales, a cambio ella le ha pedido 12 millones de euros al año.
De momento, fuentes oficiales niegan que el matrimonio vaya a separarse. No obstante, Charlene no se apoya en su marido, sino en un buen amigo. Estamos hablando de Vladislav Doronin, billonario ruso y ex novio de la supermodelo Naomi Campbell.
La relación entre Doronin y Charlene
Hasta este momento nadie había relacionado a la nadadora sudafricana con el ex de Naomi Campbell. No obstante, sabíamos que se conocían porque hace unos años, concretamente en 2011, se publicaron varias fotografías los tres. La modelo de 51 años y el magnate ruso mantuvieron una relación sentimental entre 2008 y 2013. La historia de amor no acabó bien, y es que él la demandó por quedarse una importante suma de dinero y pertenencias por valor de tres millones de dólares. Tampoco es que el expediente del ruso sea legal. Este mes fue condenado a pagar algo más de un millón de euros de multa y a derribar una mansión que se ha construido irregularmente en San Josep (Ibiza).
Varios medios aseguran que Vladislav Doronin y Charlene han estado viéndose estas últimas semanas con motivo de los supuestos problemas que existen entre la princesa y Alberto de Mónaco. La joven buscaría consuelo en el billonario ruso.
En un contrato matrimonial que habría firmado Charlene se la obligaba a permanecer al lado de Alberto durante un mínimo de cinco años. Esos ya han pasado y la princesa quiere irse para ser feliz. La gota que ha colmado el vaso han sido los supuestos rumores de infidelidad por parte de Alberto y la reclamación de paternidad por parte de una mujer brasileña afincada en Italia.