Carlos III ha hecho historia al convertirse en el primer rey que vende uno de sus cuadros. No es ningún secreto que las miembros de diversas monarquías del mundo sienten una gran afinidad por el mundo de las Bellas Artes, no obstante, el nuevo monarca británico ha querido llevar su pasión un poco más allá al conseguir que un cuadro pintado por él mismo multiplicara su precio inicial por 10 en una subasta de arte.

El cuadro en sí es un paisaje del Castillo de Balmoral, lugar que se ha convertido en una locación histórica para la Familia Real, dado que en una de sus habitaciones falleció la reina Isabel II el pasado mes de septiembre. En este caso, la estampa que ha sido subastada es una copia de un cuadro original pintado en 2001, cuando Carlos III era aún príncipe de Gales, y se trata de la número 18 de una tirada limitada de 100 reproducciones. A pesar de ser una copia, cada reimpresión cuenta con un certificado de autenticidad y está firmado a lápiz por el actual monarca británico. Esta litografía está impresa en un tipo de papel fabricado en St Cuthberts's Mill, en Somerset, y cuenta con una marca de agua especial.

De acuerdo con algunas fuentes, los encargados de la casa de subastas Bonhams, responsables de la puja online, calcularon que el valor de esta estampa sería de unas 400 o 600 libras esterlinas. Sin embargo, repentinamente surgió un coleccionista británico que ha hecho una puja de 5.737 libras, unos 6.576 euros. Esta acción dejó con la boca abierta a los encargados de esta subasta, quienes se mostraron gratamente sorprendidos por la cantidad de ofertas que recibieron por esta reproducción autenticada de una pintura en acuarela de Carlos III.

¿Qué dice el certificado de autenticidad de esta obra del rey Carlos III?

Según los encargados de la subasta, en el certificado de autenticidad de la litografía se puede leer lo siguiente: “Como tema de pintura, plantea muchos desafíos artísticos, sobre todo por la complejidad de su diseño y las muchas torres, torretas y adornos. Esta imagen revela la fascinación de Su Alteza Real el Príncipe de Gales por el entorno del castillo y su sentido del lugar. Relaciona el horizonte del edificio con el ritmo de los árboles y las montañas, y contrasta la teatralidad de lo hecho por el hombre con la emoción y el drama de la naturaleza”.

Por su parte, Hamish Wilson, curador de Bonhams, cree que este incremento en su valor se debe a que la escena que representó el nuevo soberano británico corresponde al Castillo de Balmoral, lugar preferido de la fallecida reina Isabel II y donde dio su último adiós. “Este encantador grabado combina la pasión del Rey por la pintura y su profundo afecto por Escocia. Adquirió una resonancia y un atractivo especial, debido a los acontecimientos recientes y no me sorprende que haya habido una oferta tan entusiasta ni que haya excedido tanto su estimación”, afirmó el curador de la casa de subastas escocesa.