El pasado lunes 19 de septiembre, se llevó a cabo el funeral de Isabel II, una ceremonia majestuosa que contó con la asistencia de más de 2.000 personas, incluyendo monarcas de otras naciones, jefes de Estado y políticos importantes. Como era de esperarse, las exequias de la monarca contaron con un sinfín de detalles para honrar su vida y su memoria en un acto solemne que fue televisado en todo el mundo. Para ello, el duque de Norfolk ha dedicado los últimos 20 años de su vida en la organización y la preparación de las honras fúnebres de la soberana más longeva del Reino Unido.
El duque no escatimó en gastos ni en recursos, por lo que ordenó que el féretro de la reina fuera transportado hasta la abadía de Westminster en el ‘State Gun Carriage’, el mismo carro de artillería de la Marina Real que ha sido utilizado en los funerales de Estado de la reina Victoria, Eduardo VII, Jorge V y Jorge VI. Además, también estuvo a cargo de la logística de la procesión, el servicio religioso y la ceremonia durante el descenso del ataúd a la bóveda real.
Afortunadamente, el funeral que organizó el aristócrata Edward Fitzalan-Howard, duque de Norfolk, salió tal y como él lo había preparado durante todos estos años. A pesar de la presencia del duque de York y los duques de Sussex, quienes han protagonizado una serie de polémicas importantes en los últimos años; y el desmayo de uno de los guardias reales que custodiaban el féretro de la reina, nada se salió de control, por lo que Fitzalan-Howard logró cumplir su cometido de ‘Earl Marshal’ (conde mariscal) a la perfección. Y es que, debido a su cargo en la monarquía, él es el responsable de organizar todo lo referente a los funerales de Estado de los soberanos, la ascensión y coronación de los nuevos monarcas y la apertura del Parlamento.
La familia del duque de Norfolk es una de las más antiguas de la aristocracia británica
‘Eddie’ como suelen llamarlo su amigos y familiares más cercanos, heredó su cargo público y su título hereditario, junto con su ducado, en 2002, tras el fallecimiento de su padre, el decimoséptimo duque de Norfolk, Miles Francis Stapleton Fitzalan-Howard, el 24 de junio de ese mismo año. Además, también heredó el castillo de su familia, extensiones de tierras en el Reino Unido; así como una serie de condados, baronías y todos los cargos y títulos adjuntos al ducado de Norfolk, convirtiéndose inmediatamente en uno de los jueces hereditarios del Tribunal de Caballería y jefe del Colegio de Armas, institución que es responsable de la heráldica en Gales, Inglaterra y la Commonwealth.
La casa de los Fitzalan-Howard es una de las familias de aristócratas católicos más antiguas del Reino Unido, dado que su origen se remonta al reinado de Eduardo I de Inglaterra en el siglo XIII. De hecho, los integrantes de esta familia han vivido en el castillo de Arundel en West Sussex desde hace casi 850 años, aunque la construcción de este edificio palaciego data del siglo XI, hace mil años.