Es imposible no relacionar a Jim Carrey con el buen sentido del humor. El actor se ha consagrado como uno de los humoristas más famosos del mundo, puesto que cada una de sus películas ha sido un éxito en taquilla. El hombre de las mil caras evoca risas, buenos momentos y alegría. Sin embargo, la vida personal del artista está lejos de ser como la pintan, dado que ha tenido que superar muchos momentos amargos fuera de los sets de grabación.
Su infancia estuvo muy alejada de la alegría que irradia con sus personajes, ya que cuando tenía 12 años perdió su casa por problemas económicos. El joven Jim se mudó a una caravana junto a sus padres y sus dos hermanos mayores, teniendo que trabajar como guardia de seguridad para ayudar a su familia. A pesar de la terrible realidad que le tocó vivir, Jim mostraba sus dotes de imitador en las reuniones familiares y en el instituto donde estudiaba, haciendo reír a todos sus compañeros con sus inigualables ocurrencias.
En una ocasión, sus compañeros de clases descubrieron que él vivía en una caravana junto a su familia; eso hizo que inmediatamente se convirtiera en el centro de las burlas y lo humillaran por no tener dinero para vivir en una “casa real”, este episodio en su vida lo marcó para siempre.
A los 16 años abandonó el instituto y empezó a buscar trabajo para poder ayudar a sus padres. Intentó de mil maneras aparecer en el programa de Carol Burnett, pero fue rechazado. Sin embargo, no se rindió y decidió mudarse a Toronto para actuar en el club Yuk Yuk’s. El dinero que ganaba con sus presentaciones no le alcanzaba para alquilar un piso, por esa razón tenía que vivir en un coche abandonado, mientras reunía el dinero suficiente para poder comer.
El cheque de los 10 millones
Dos años más tarde se mudó a Los Ángeles y al llegar a Estados Unidos colocó un cheque falso, que él mismo había hecho, por un monto de 10 millones de dólares en uno de sus bolsillos. Este cheque era una especie de amuleto para él y un recordatorio del sueño que tenía por cumplir. En el año 1995 fue elegido para la película “Dos tontos muy tontos” y fue ahí cuando su sueño se materializó, por el hecho de que logró cobrar 10 millones de dólares por su participación en el filme.
Durante una década, el actor se consagró como el humorista más famoso de Hollywood y sus películas fueron todo un éxito. No obstante, en el año 2004 le diagnosticaron trastorno de bipolaridad y depresión. Aunque frente a las pantallas él seguía siendo el mismo, su verdadera realidad lo golpeaba muy fuerte cuando se encontraba a solas.
El episodio que agravó su depresión fue el suicidio de su novia, la maquilladora Cathriona White. En la nota de suicidio, Cathriona culpó a Jim y lo responsabilizó por aquella fatídica decisión que acabó con su vida. Jim ha intentado reponerse de todo su dolor estos últimos años y ha indicado que él encontrará la manera de salir de este mal momento.