Emma García es la presentadora de ‘Viva la vida’ y cara visible del formato. Es quien lleva el mayor peso de las emisiones. Por este motivo, si en alguna ocasión alguien se sale de la raya no le importa cantarle las cuarenta. Con José Antonio Avilés le toca hacerlo una y otra vez, ya que no soporta las salidas de tono del cordobés. La vasca tiene que llamarle todos los días la atención por interrumpir a sus compañeros y gritar en vez de hablar.

Este pasado fin de semana, Emma García le lanzó un ultimátum y le amenazó con despedirle si continuaba con esa actitud. "Si quieres seguir trabajando aquí, baja el tono de voz”, le dijo. Parece que al colaborador ese aviso le sirvió de bien poco, tan solo duró unos minutos y volvió a la carga.

Emma García

Sin embargo, José Antonio Avilés nunca desaparece del programa. No es la primera vez que Emma García le deja caer que podría ser despedido. Incluso se puso su puesto en juego tras descubrirse el gran engaño: no es periodista. Y no fue la única mentira. Pronto se descubrió que el cordobés es intocable. El tertuliano es una persona muy cercana a Raúl Prieto, director de ‘Viva la vida’, concretamente, su sobrino.

Lo que está claro y es más que evidente es que José Antonio Avilés no mantiene buena relación con sus compañeros, ni con las dos presentadoras del formato. Ambas le han llamado la atención en numerosas ocasiones por su comportamiento.

José Antonio Avilés

Emma García llegó a ‘Viva la vida’ por petición de Paolo Vasile. Las audiencias de MYHYV no funcionaban y el final del programa estaba muy cerca. Por este motivo, para salvarla de un despido decidió poner en jaque a Toñi Moreno. La vasca se quedó con el programa de la andaluza a pesar de las críticas.

Raúl Prieto aceptó las condiciones de Paolo Vasile, pero a cambio él también pondría las suyas, y una era incluir a José Antonio Avilés como colaborador del programa, algo que Paolo Vasile aceptó.

Raúl Prieto

Si Emma García echa algún día a José Antonio Avilés del programa, o le deja en ridículo, tendrá que verse las caras con Raúl Prieto porque un gesto de esas características podría costarle el despido a ella. Está más que avisada, por eso aguanta los gritos del colaborador a pesar de sacarle de sus casillas.