El pasado 29 de marzo se llevó a cabo en la abadía de Westminster una misa íntima para conmemorar la memoria del príncipe Felipe de Edimburgo, quien falleció el pasado 9 de abril de 2021, a los 99 años. Esta emotiva ceremonia contó con invitados especiales como el rey Felipe VI y doña Letizia de España, el príncipe Alberto de Mónaco, el rey Harald y la reina Sonia de Noruega y la reina Margarita de Dinamarca.
Asimismo, asistieron más de 1.800 familiares de la familia Windsor, siendo los más importantes la reina Isabel II, el príncipe Carlos y Camila de Cornualles, la princesa Ana, el príncipe Andrés (siendo esta su primera aparición pública después de su escándalo y posterior juicio por abuso de menores) y los duques de Cambridge, el príncipe William y Kate Middleton. La presencia de cada uno de ellos hizo que la ausencia del príncipe Harry y de Meghan Markle se notara aún más, dado que, a pesar de haber sido invitados, alegaron que no podían asistir ya que la corona británica no les estaría garantizando su seguridad.
La negativa de los duques de Sussex de asistir a un evento conmemorativo tan importante desató una ola de críticas sobre ellos, aumentando la tensión en la familia y generando el rechazo entre la mayoría de los británicos. Sin embargo, este desaire por parte de los duques de Sussex escondía una verdad “millonaria”, causando que las críticas hacia ellos hayan aumentado los últimos días.
Pese a que los duques de Sussex alegaron que no estaba dispuestos a pisar suelo británico a menos que la guardia real se encargara de la seguridad de los miembros de su familia, lo cierto es que decidieron no ir debido a la imposibilidad de grabar su paso por la ceremonia para incluirlo en alguno de los episodios del reality show que están filmando bajo la producción de Netflix. De esta manera se confirmó que la pareja no cumplió su compromiso moral con la Familia Real, pero sí decidió respetar el contrato de exclusividad que tienen con Netflix.
No obstante, hace unos días los duques de Sussex confirmaron su presencia en los Juegos Invictus que se realizarán en La Haya, Países Bajos. Este juego fue creado por la fundación del príncipe Harry, en 2014, con la intención de premiar y elogiar el desempeño de veteranos de guerra que han perdido algunos de sus miembros o su movilidad por las heridas en combate o por enfermedades. Aunque la intención es noble, los duques de Sussex han estado envueltos en un aluvión de críticas al presentarse en un país europeo sin ningún tipo de seguridad especial del estado, sino con el equipo de camarógrafos y redactores de su show para Netflix.
Esta acción del príncipe Harry y su esposa, la exactriz Meghan Markle, ha terminado de desprestigiarlos frente a la comunidad británica, señalando que lo que le hicieron a la corona y sobre todo a la reina Isabel II fue un auténtico “golpe bajo para el Buckingham Palace”.