Ester Expósito sube como la espuma en su vida personal, pero no vive la misma suerte en su faceta profesional. Expósito ha pasado de ser la cara más amable de la reconocida serie de Netflix, ‘Élite’, a no aparecer en nuevos proyectos de renombre. Un problema muy serio.
Todo apuntaba que este formato de éxito abriría las puertas en España en nuevos contratos de relumbrón, que no están llegando. Ester, que lleva en la interpretación desde niña, no despega en su tierra, ni encuentra sitio en el cine español. ¿El motivo? Cada vez son más los directores que huyen de personajes virales, y que tienen un caché tan elevado.
Se lo pueden preguntar a Paula Echevarría, que desapareció de la noche a la mañana de las salas de cine. Su vida personal y mediática, unido al hecho de convertirse más en un tablón de anuncios que en actriz, generó un rechazo generalizado en el sector que le hizo el vacío, hasta no tener ningún proyecto sobre la mesa.
En el caso de Ester Expósito, las cosas son algo distintas. La actriz encuentra sitio fuera de España, en nuevo formatos y series, trabaja, pero no cuaja en su tierra. No figura en las carteleras de film de prestigio, ni está entre las elegidas por los directores y directores con mayor caché en España. Y eso está comenzando a generarle estrés y preocupación.
De Ester se valora su talento y capacidad, pero de ella no atrae esa parte más viral que, en ocasiones, puede dañar un film, más que relanzarlo. Son mayoría los directores que prefieren apostar por actrices dedicas al oficio, y no por fenómenos surgidos de series de éxito entre adolescentes.
Expósito corre el riesgo, en este sentido, de acabar encasillada como lo que fue, y no quien será. Su trayectoria va a más, pero no al ritmo que se le presuponía, tras batir récords con Netflix y en Instagram. Su vida fuera de las pantallas va mejor que sus proyectos profesionales.
Sus más de 30 millones de seguidores están siendo su condena, de manera irónica.