La princesa Charlène de Mónaco regresó a Niza el pasado 8 de noviembre, luego de pasar varios meses fuera del Principado, y con muchos rumores sobre su ausencia. Trascendió a los medios que la princesa se habría complicado con una infección por una cirugía dental, pero también se dijo que tenía cáncer, luego que estaba deprimida, y que se hizo una cirugía estética, por eso pasó 8 meses alejada de su familia en Sudáfrica. Al regresar fue recibida por su esposo, el príncipe Alberto de Mónaco y sus hijos. Charlène se veía bastante delgada.
Días después, en un comunicado, el hijo de Grace Kelly confirmó que Charlène estaba ingresada en un lugar privado y confidencial fuera del principado para recuperarse de un “evidente agotamiento físico y mental”. Dijo que la princesa “se encontraba abrumada y no podía afrontar los deberes oficiales, la vida en general o incluso la vida familiar”.
Se conoció que Charlène de Mónaco padeció una grave infección de oído, nariz y garganta, que se complicó y le impidió ingerir alimentos sólidos durante varios meses, lo que ha derivado en una extrema fragilidad y delgadez. Con lo cual, no tendría ningún problema mental como sugirió Alberto de Mónaco, sino que estaría agotada por todo el desgaste emocional de la infección y la incapacidad para comer adecuadamente. Sin embargo otra versión, ofrecida por la periodista Pilar Eyre, experta en Casas Reales, señala que “la supuesta enfermedad de la princesa Charlène no es tal. Su retirada de la vida pública se debe a una negligencia durante un estiramiento facial que se hizo en Dubái".
La prensa rosa ha informado que Charlène de Mónaco está ingresada en una lujosa clínica situada en Zúrich y especializada en adicciones y salud mental. Se trata de la exclusiva clínica Paracelsus, donde la princesa contaría con una suite exclusiva de 250 metros, vista al lago, jardín privado y acceso a limusina y chef, todo por un precio supera los 300.000 euros para las cuatro semanas de estancia. Es una clínica conocida por las monarquías europeas, que garantiza en todo momento la absoluta confidencialidad.
El último acto público en el que se pudo ver a Charlène de Mónaco fue el pasado enero, con motivo de la festividad de Santa Devota. Aunque el príncipe Alberto anunció que la exnadadora olímpica estaría de regreso para celebrar el Día Nacional de su país en noviembre, Charlene no asistió y sus hijos la recordaron con dibujos desde el balcón del palacio real en los que se podía leer: "Te echamos de menos, mami". Luego, el Principado hizo público un comunicado oficial en el que se informaba que la sudafricana "se retiraba de la vida pública" porque necesitaba "descansar".
Hasta ahora hay muchas incógnitas sobre las razones que han obligado a la princesa a retirarse de escena, y pagar un descanso en una clínica que supera los 300 mil euros al mes. Sus mellizos Jacques y Gabriella de Mónaco celebraron el viernes su séptimo cumpleaños sin su madre cerca. "Feliz cumpleaños mis bebés. Gracias Dios por bendecirme con estos maravillosos niños. Estoy realmente bendecida. Os quiere, mamá", escribió Charlène de Mónaco en sus redes sociales.