La salud mental está a la orden del día, especialmente entre los más jóvenes. La actual pandemia ha cambiado la vida de todos por completo y ha hecho mella en muchas personas. Se han restringido las relaciones sociales y se ha prohibido la libertad. Estos son uno de los tantos factores que ha llevado a muchos jóvenes a sufrir trastornos como la ansiedad o la depresión, entre otros.
Tanto personas anónimas como famosas han decidido romper una lanza a favor de la salud mental y dejar de ver estos temas como algo tabú. La última entrega de ‘Salvados’ se centró en la salud mental, para ello contó con dos rostros muy populares de la pequeña pantalla, la cantante Amaia y el actor Jaime Lorente. Los dos adquirieron una fama repentina. Ella tras ser ganadora de OT2017 y él tras el ‘boom’ de ‘La casa de papel’.
Amaia y Jaime Lorente hablan de las consecuencias de la fama
La nueva edición de OT cautivó a millones de espectadores y volvió a ser un fenómeno social. "Yo solo tenía 19 años y cuando terminó, estuve un año sin ser consciente de lo que me había pasado y me estaba pasando. Me dejaba llevar. Sentía que la gente creía que me conocía y esperaba algo de mí que ni yo misma sabía. No me sentía comprendida”.
"A los meses de ir a vivir a Barcelona me di cuenta de que algo no iba bien. Había querido siempre dedicarme a la música pero descubrí que no era lo que había imaginado. No me apetecía hacer nada, y nunca había sido así. No me fue complicado ir al psicólogo. La primera llamada fue esperanzadora", reconoció.
Amaia explicó que se considera una persona "muy insegura" y que el programa "fue la gota que colmó el vaso": "Cuando iba al estudio a componer con artistas siempre me sentía pequeña, con miedo a que se dieran cuenta de que no valgo o a decepcionar. Que escribieran sobre si tenía que depilarme los sobacos ya era exagerado, nunca lo he entendido".
Y no dudó en hablar del impactado de las redes sociales en su vida. "A veces me comparo con otra gente y me hace sentir fea, con miedo a mostrarme por lo que pudieran decir. Es una presión. Cada día pienso en quitarme las redes, pero al final es verdad que es parte de mi trabajo”.
Jaime Lorente tuvo un momento en el que ni tan siquiera podía salir de casa. Le paraban a cada paso para pedirle una fotografía o un autógrafo. Se llegó a ver como un “souvenir”. Solo le paraban para pedirle una fotografía, nadie se interesaba por su salud. “Nadie me preguntaba cómo estoy”, compartía