Después del guantazo que le dio el actor Will Smith al comediante Chris Rock en la última edición de la entrega de los premios Oscar, todos los miembros de su familia han estado bajo el foco mediático, convirtiéndose en una de las familias más polémicas del mundo del espectáculo, compitiendo muy de cerca con el clan Kardashian-Jenner.
Si bien es cierto que en los últimos años se ha hablado mucho acerca del matrimonio de la pareja de actores y de las irreverencias de sus hijos Jaden y Willow Smith, poco se sabe de uno de los miembros más importantes de la familia, quien se ha convertido en un apoyo incondicional para Will y Jada. Se trata de su suegra, Adrienne Banfield- Norris, de 68 años.
La madre de Jada Pinkett-Smith pasó unos momentos muy difíciles en su juventud; donde un embarazo adolescente y el consumo excesivo de alcohol y sustancias ilícitas marcaron sus primeros años de forma muy negativa. Sin embargo, con el paso de los años, la suegra de Will Smith ha logrado superar sus adicciones al refugiarse en el entrenamiento físico, logrando un cuerpo impresionante y unos abdominales más marcados que los de Jennifer López a sus casi 70 años. Desde muy joven, Adrienne, mejor conocida como Gammy Norris en las redes sociales, sufrió muy de cerca la violencia física y psicológica, dado que su padre era totalmente abusivo con su madre. Eso hizo que Gammy buscara refugio fuera de su hogar y a los 17 años quedó embarazada de Jada, esposa de Will Smith, desatando la furia en su padre.
Para poder darle sustento a su familia, la madre de Jada empezó a trabajar como enfermera en Baltimore, Maryland. Aunque el padre de Jada no las abandonó, lo cierto es que también la maltrató y llegó a abusar de ella, desencadenando que Adrienne se hiciera adicta a las drogas. A través de un programa junto a su hija, la suegra de Will Smith confesó lo siguiente: “Sí, sí, tuve relaciones no consentidas. Todo eso fue con tu padre. Por eso diría que se trataba de una situación de grises”. Asimismo, Adrienne Banfield-Norris admitió que durante varios años fue adicta a la heroína, una de las drogas más potentes que circulan por las calles de Estados Unidos. Afortunadamente, la madre de Jada logró alejarse de las drogas hace más de tres décadas, y en la actualidad lo celebra como un nuevo comienzo en su vida.
“Pasé muchos años en un círculo vicioso de adicciones, dejándolo y recayendo una y otra vez, intentando recuperar mi vida. Para mí la lucha significa rendición. Cuando nos damos cuenta de que ya no podemos funcionar como seres humanos ni con drogas ni sin ellas, todos nos enfrentamos al mismo dilema. Esa rendición fue el comienzo de mi nueva vida", aseguró.
Después de refugiarse en el deporte, Gammy logró conseguir una figura de diez, y en 2018 publicó una fotografía mostrando sus abdominales de acero, mientras entrenaba en su gimnasio privado en su casa de Los Ángeles, demostrando que todo es posible con constancia y dedicación.