A pesar de haber nacido bajo el seno de una familia de reconocidos artistas, Jennifer Aniston decidió no unirse al nepotismo de Hollywood al ganarse su lugar en la industria por sus propios medios. De hecho, antes de convertirse en la icónica Rachel Green en la serie ‘Friends’, la actriz tuvo cuatro trabajos tan comunes que perfectamente podríamos tener cualquiera de nosotros.

La ganadora de un Emmy y un Globo de Oro admitió en una entrevista que las cosas no siempre fueron fáciles para ella y tuvo que trabajar muy duro para poder cumplir sus sueños de ser actriz, a pesar de que sus padres, John Aniston y Nancy Dow, eran personas reconocidas en el mundo del entretenimiento. Según sus propias declaraciones, Jennifer Aniston trabajó como operadora telefónica, recepcionista, mesera y hasta como mensajera en bicicleta.

Durante una de sus apariciones en ‘The Tonight Show Starring Jimmy Fallon’, la protagonista de ‘Sígueme el rollo’ confesó lo siguiente: “Hacía trabajos ocasionales. Y un día uno de los mensajeros en bicicleta simplemente no apareció. Y me dijeron: ‘¿Puedes andar en bicicleta?’ Y dije: ‘Sí, puedo andar en bicicleta. En mi cerebro, no sé cómo sobreviví el día. Estar en 5th Avenue con el tráfico y todo lo que tenía”, recordó. “Creo que podría haberme subido a un taxi solo para terminar el día. No sé qué pasó con la bicicleta. Todo está borroso”, agregó.

Jennifer Aniston

Además, en una entrevista con ‘InStyle’, reveló que también trabajó como mesera en Nueva York mientras intentaba triunfar en su carrera como actriz: “Me había mudado lejos de casa. Había estado en seis programas de televisión fallidos. Trabajé de mesera durante años en Nueva York antes de conseguir algo”. Asimismo, también se desempeñó como recepcionista de una clínica dermatológica y de una agencia de publicidad.

Jennifer Aniston se ganaba la vida como vendedora telefónica

Antes del marketing digital y las redes sociales, el telemarketing era una estrategia habitual de las empresas para conseguir nuevos clientes. Las personas que trabajaban bajo esta modalidad debían llamar a una gran cantidad de personas al día para intentar convencerlos de adquirir un producto o un servicio, ganando así una comisión por ventas. Este trabajo fue tan popular en la década de los 80 y 90 que Jennifer Aniston se vio en la obligación de trabajar como vendedora telefónica para poder pagar sus cuentas: “Me mudé a Los Ángeles y estaba haciendo telemarketing junto a un Taco Bell. Era una vendedora telefónica que vendía tiempos compartidos en Poconos. No hice una sola venta. Era terrible en eso. Pensé: '¿Por qué tenemos que llamar a la gente a la hora de la cena?'", dijo a InStyle.

Afortunadamente, la actriz consiguió su primera audición para una sitcom tres meses después de haber comenzado a trabajar como vendedora telefónica. Así que, al desligarse totalmente de la fama de sus padres, Jennifer Aniston hizo todo lo posible para poder sobrevivir y cumplir sus sueños, creando su propio legado sin la necesidad de recurrir a los apellidos de sus progenitores.